La hegemonía china en el trampolín de 3 metros se tambaleó en el Mundial de Deportes Acuáticos de Singapur 2025, y el responsable tiene nombre y apellido: Osmar Olvera. El joven mexicano de apenas 21 años hizo historia al conquistar la medalla de oro y convertirse en el segundo clavadista de su país en lograr un título mundial, 16 años después del triunfo de Paola Espinosa en Roma 2009.
Su victoria no solo sorprendió al mundo, sino que también encendió una chispa en la delegación azteca. En un deporte históricamente dominado por China, el nacido en Ciudad de México logró lo impensado tras subir a lo más alto del podio y enviar un mensaje claro rumbo a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.
El impacto de su hazaña fue inmediato, tanto en lo deportivo como en lo simbólico. No se trató solo de una medalla, fue una declaración de guerra. Osmar quiere más, y lo dejó claro con una frase que ya recorre el mundo del deporte: “Que me sueñen todos los días los chinos”.
Osmar Olvera, el nuevo rival incómodo para China
Más allá de la euforia del oro, Olvera fue contundente en su análisis del presente y del futuro. Sabe que el país asiático no se quedará de brazos cruzados, y que a partir de ahora, sus rivales lo tendrán en la mira. “Es un gran inicio de ciclo, pero ahora voy a tener que entrenar mucho más, porque los chinos no se van a quedar así. No se van a quedar con los brazos cruzados”, advirtió.
“A corto plazo, el objetivo es mantener este nivel, ser esa piedra en el camino, que me sueñen todos los días, no dejarlos dormir, siempre competirles”.
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El capitalino también aprovechó para enviar un mensaje a su país, pidiendo mayor apoyo y atención para disciplinas distintas al fútbol: “Se sabe que el fútbol no solo es México, en todo el mundo es el deporte número 1, pero creo que en México la gente también se puede apasionar por otros deportes, ver que somos buenos en otros deportes. No se olviden que los mexicanos somos los mejores en todos los sentidos, y que nos volteen a ver”.
Sueño dorado: la medalla olímpica
Aunque aún falta para Los Ángeles 2028, Osmar ya tiene bien definido su camino. El clavadista trabaja con su entrenadora Ma Jin con un objetivo compartido, que es subirse al podio olímpico y conquistar el único metal que les falta.
“Los dos tenemos en mente Los Ángeles. A Ma Jin le falta solo una medalla de oro olímpica y ese también es mi mayor sueño. Es el objetivo, es por lo que estamos trabajando desde que terminó París”, confesó.
Su victoria en Singapur 2025 no fue un hecho aislado. Formó parte de una destacada actuación del equipo mexicano de clavados, que sumó siete medallas en total. “Creo que fue una actuación histórica de todos; en clavados fueron siete medallas, entonces sin duda un gran resultado como equipo y veo a todos mis compañeros muy motivados, que quieren dejar a México en lo más alto, y eso es lo padre”, celebró.
Tras su regreso a su país, el joven campeón fue recibido como un héroe. “Increíble. No me imaginé que fuera tan grande el recibimiento; estoy muy cansado, pero contento. Estoy muy contento, es un sueño hecho realidad. Ser campeón del mundo en una prueba olímpica era, sin duda, uno de mis objetivos, era lo que quería lograr y se logró ya en este Mundial. Estoy muy, muy feliz”.
