Una carrera echada a perder por las adicciones. Una vida completa tirada a la basura por las pastillas, el alcohol y las drogas. Una relación padre-hijo que al parecer ya no tiene remedio es lo que enfrentan Julio César Chávez y el Jr., por el que La Leyenda del Boxeo teme por sus declaraciones que pueda perder la vida o quedarse loco por sus excesos.
Y no está exagerando, pues luego de que el Jr. se le lanzara a la yugular nuevamente en un live en redes sociales, donde aseguró que su padre había derrotado “a puros taxistas”, ahora Julio César Chávez le respondió con declaraciones en una entrevista con Fox Sports, diciendo sentirse desesperado por la situación de su hijo y que, incluso, por la cabeza le pasa la posibilidad de que “se quede loco” por su adicción y hasta pueda perder la vida.
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Julio César Chávez Jr. demerita la carrera de su padre
Hace apenas unos días, Julio César Chávez Jr. volvió a perder la cabeza y se lanzó a la yugular de su padre al indicar en declaraciones que “aunque mi papá tenga el récord de 90 y 89-0, pues a lo mejor (sus rivales) fueron taxistas… Yo soy yo, yo he hecho box con todo el mundo y aparte soy hijo de una gran leyenda, la leyenda que continuó a sus casi 40, 50 años. Yo estoy bien, tu gente me tiene envidia”.
Se trató del enésimo ataque contra el mítico Julio César Chávez que si bien fue quien le abrió el mundo de las drogas, el alcohol y los excesos con su ejemplo cuando era campeón, también se ha preocupado por sacar de las adicciones a sus dos hijos al mandarlos a clínicas de rehabilitación que hasta el momento no han dado resultados pues ambos han recaído una y otra vez.
Julio César Chávez teme por la vida del Jr.
Ahora el fuego de la relación entre ambos se encendió otra vez con Julio César Chávez no reservándose sus comentarios ni tratando de arreglar su problema familiar en la intimidad de la misma, sino expresando públicamente para Fox Sports su preocupación por la vida de su hijo: “Me da lástima porque sus hijos están chiquitos y no los está disfrutando. Me duele que se vaya a quedar loco, que le vaya a pasar un accidente manejando a las 12-1 de la mañana a todo lo que da, que le vaya a dar un infarto de tantas pastillas que se mete”.
Ah, pero eso no fue todo, pues en sus declaraciones incluso consideró que “es algo muy doloroso para mí, porque los hijos son otra cosa. El dolor más grande que siento es que teniendo mis clínicas de adicciones no lo puedo ayudar. Estuvo un año en un anexo, todos muy contentos y todo, pero a la semana salió y ¡otra vez! Yo digo: ‘Dios mío, ¿qué pasó?’. No es posible que a la semana recayera en las pastillas y digo: ‘¿Qué hago?’. Lo he metido otra vez a la clínica, se limpia y otra vez sale”, aunque no recuperado.
EG