La noche del sábado en San Luis Potosí fue el escenario de un enfrentamiento esperado entre Omar Chávez y Misael Rodríguez, medallista olímpico en Río 2016. Aunque la victoria fue para el segundo mencionado tras una decisión unánime con tarjetas 96-94, 97-93 y 98-92, el culiacanense no se retiró del cuadrilátero con las manos vacías, sino con una jugosa ganancia económica.
Según diversos reportes, el hijo de la leyenda recibió una suma de 70 mil dólares por su participación en el combate, lo que equivale a cerca de 1.5 millones de pesos mexicanos. A pesar de la derrota, esta cantidad superó la bolsa obtenida por "El Chino", quien habría ganado alrededor de 55 mil dólares (aproximadamente 1.1 millones de pesos mexicanos).
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Además, ambos boxeadores habían acordado una apuesta adicional de 5 mil dólares para el ganador, cifra que Misael sumó a sus ingresos tras el triunfo, dejando a su compatriota en banda y con las ganas de poder haber hecho un poco más.
Un combate que dejó huella
El combate, que se llevó a cabo después de una cancelación previa en Pachuca por incumplimiento del peso por parte de Omar, fue muy cerrado y generó una gran expectación entre los fanáticos del boxeo. El evento no solo dejó ganancias significativas para los pugilistas, sino que también reavivó la conversación sobre una posible revancha.
Al terminar el combate, las declaraciones de Rodríguez dejaron abierta la posibilidad de un segundo combate. Aunque el medallista olímpico tiene como prioridad buscar un campeonato mundial, no descartó enfrentarse nuevamente a “El Terremoto Businessman".
"Yo no estoy negado a pelear con nadie, claro que estoy abierto para la revancha. Pero mi meta está en un campeonato del mundo y es para donde voy. La verdad es que le agradezco a Omar, hizo una pelea muy interesante", afirmó Chino en entrevista con TV Azteca.
Un paso más en sus carreras
Mientras Rodríguez mira hacia retos internacionales, la pelea dejó en claro que ambos púgiles cuentan con el respaldo del público y tienen mucho que ofrecer en el ring. El enfrentamiento no solo fue un espectáculo emocionante, sino también un recordatorio de que, en el boxeo, la gloria y las ganancias van de la mano, incluso en la derrota.