Gerardo Martino, técnico de la Selección Mexicana, recuerda cada partido la historia de los 15 minutos finales. Ese espacio de tiempo en el que la pelota puede viajar al infinito y, de pronto, trastabillar en tierra firme. En el pasado del Tricolor, lo que ocurría después de la hora de juego solía costarle eliminaciones, victorias casi hechas y volver con los bolsillos flacos de los Mundiales.
Los antecedentes, aunque hoy ajenos para Martino, han edificado un castillo de arena convertido en cemento. Y aparecen como recordatorio de un problema aún no resuelto en el equipo. Ante Holanda, el argentino percibió el silencio de los últimos 15 minutos, el nerviosismo que provocan, su desconcierto. Ese riesgo de perder un resultado que fue merecido por sus jugadores, después de quedar atrapados por el reloj.
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“Me preocupa cómo resolver eso, los últimos 15 minutos frente a Holanda, porque esos sí tienen antecedentes muy claros en muchas de las apariciones de México en la Copa del Mundo. Hay un paso que no mejoramos. Holanda nos hizo una situación de gol en ese lapso que no nos debió haber hecho. Hemos mejorado en la suerte, porque ellos fallaron en la definición; pero no en lo que se trabaja”, dice, en las horas previas a su segundo encuentro amistoso ante Argelia, el campeón de África.
Para ‘El Tata’, la única manera de resolverlo es enfrentando a las mejores selecciones del mundo. Pasó Argentina (0-4), luego Holanda (1-0) y sigue Argelia, el mejor representante del continente negro. Después, vendrán dos rivales asiáticos, Corea del Sur y Qatar, con los que se medirá en España, en la Fecha FIFA de noviembre.
“Siempre hablamos de jugar contra los equipos que nos van a hacer crecer. Jugamos contra un equipo de élite de Europa, mañana contra uno de África. Y los que vienen van a ser dos equipos que nos van a exigir y serán dignos rivales. No ganar (ante ellos) no significa que contra Holanda fue una casualidad. Fuimos un equipo serio, que dominó la mayor parte del partido y tiene mucho margen de mejora”, agrega.
Los últimos 15 minutos de los partidos entran en ese margen. Para que la pelota no se convierta en una de bola de fuego; para que el mundo deje de rodar en contra; para que los rivales, con el manual bajo el brazo, no observen huecos por todos lados y cambien en un segundo el resultado. Martino aprendió la lección ante Argentina. Luego, percibió algo contra Holanda. Y, en su camino a las Eliminatorias de la Concacaf, no quiere repetir la historia de los Mundiales.
Por Alberto Aceves