El Barcelona recibió un guiño del futuro. El camino que anda no es malo y sabe que al final, como si se tratara del lugar donde termina el arcoiris, hay una olla de llena de oro. Lo vio esta tarde en Champions League, frente al Dynamo de Kiev, al que goleó 4-0 con anotaciones de elementos que hasta hace poco eran desconocidos, pero que hoy levantan la mano y piden pista.
Las ausencias de Lionel Messi, Gerard Piqué, Sergio Busquets o Antoine Griezmann y Jordi Alba, que estuvieron en el banquillo, hicieron ver a un equipo que sólo contó con la experiencia de André Ter Stegen, Miralem Pjanic y Coutinho. De ahí en fuera, el plantel parecía más el Barcelona B.
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Hubo incluso debuts en el cuadro que envió Ronald Kouman, que fue, después del club, el gran ganador de este partido, al morirse con la suya y, tras dejar a 'vacas sagradas' fuera de la convocatoria o en el banco, le marcó el camino al club en su búsqueda por una reestructuración.
El primer tiempo, sin embargo, dejó dudas, como en los últimos encuentros de un Barcelona que no vive ya esos tiempos de bonanza, pero que no suelta el banderín de su grandeza. El Dynamo se plantó y le cerró espacios a un conjunto que no tenía la llave para abrirlos, de apellido Messi.
Algunos sustos, nada de gravedad, pero sobre todo la falta de brújula es la que más se notó en un episodio inicial que terminó con el doble cero colgado.
Después la cosa cambió. El cerrojo lo abrió un recién llegado, Sergiño Dest. El estadounidense entró al área y cruzó para estrenarse con el cuadro culé al 52'. Otro estreno puso el segundo, cinco minutos después.
Martin Braithwaite, el delantero centro danés que llegó la campaña pasada procedente del Leganés, abrió su cuenta en Champions con los catalanes, al cerrar a segundo poste un balón peinado por el debutante Óscar Minguesa, defensa central que da esperanza a la zaga blaugrana.
Pero el nórdico iba a cerrar su noche soñada. Además de anotar y poner, por cierto, la asistencia para Dest en el primer gol, alcanzó su doblete con un penal cobrado pegado al poste. La goleada era una realidad y las dudas se dispersaron.
Entraron entonces Alba y Griezamann para tener un poco de actividad, pero el segundo, campeón del mundo con Francia, se reencontró con el gol, de media vuelta dentro del área, para cerrar el 4-0.
Con este resultado, Barcelona aseguró su presencia en los octavos de final de la Champions, al llegar a 12 puntos en el Grupo G. Le sigue la Juve con 9 y el Ferenkvaros con 1, distancia que le da el pase a los catalanes. En el fondo el Kyev con cero unidades.
El Barcelona tiene futuro. No sólo inmediato para el próximo en la siguiente fase del torneo, sino en sus filas, en un cambio generacional que se vislumbra prometedor.