Antes de ser silbante, la argentina Mariana de Almeida imaginó una vida dedicada al periodismo deportivo. Y sobre todo al futbol. Leyó cuanto pudo, trabajó en el diario Olé y aprendió a dudar, de preguntas y respuestas, como estudiante universitaria. Pero nunca perdió el sueño de hacer justicia dentro el campo. En tiempos dominados por los prejuicios y la discriminación, Mariana rompió barreras con su trabajo. Y hoy, en el duelo entre Racing y Nacional, se convirtió en la primera árbitra asistente en la historia de la Copa Libertadores.
De Almeida, con gafete FIFA desde 2008, representó a su país en dos Copas del Mundo y en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Además, tuvo una experiencia como asistente en el partido entre Patronato y Newell’s Old Boys, el 6 de noviembre de 2017, en la liga argentina. La Conmebol la llamó después de que la cuarteta brasileña -designada para el partido- presentara casos de Covid-19 y quedara imposibilitada de estar en el campo.
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Junto a ella, los chilenos Cristian Garay y Christian Schiemann, al igual que Fernando Echenique, asumieron el control del partido entre Racing y Nacional (0-1), en el Cilindro de Avellaneda. La situación inesperada se convirtió a la vez en la apertura de un camino hacia la igualdad y la inclusión en el futbol de Latinoamérica.
De Almeida descubrió su vocación mientras tomaba apuntes en clases de periodismo. Luego, recorrió un largo camino -desde 2006- cuando fue contratada por la Asociación de Futbol Argentino. Dos años más tarde obtuvo la certificación de asistente internacional de la Comisión de Árbitros de la FIFA. Y hoy, un 17 de septiembre de 2020, mandó un mensaje al mundo en territorio de hombres.
AAH