A Francisco Reyes lo sorprende su foto en medio de una comida familiar. Viajaba en metro para ver a su abuelo, cuando un aficionado del Atlante se acercó a preguntarle su nombre y si jugaba en el equipo. Francisco venía del estadio. La ropa del club, el cubrebocas y la maleta con el escudo de los Potros lo delataron. En el camino a la estación Río San Joaquín (Línea 7), los dos hablaron del partido (ante Venados) y del presente atlantista, hoy en la Liga de Expansión MX. “Pero no sé en qué momento la tomó”, dice, se ríe y sigue sin creerlo.
Antes de que la imagen diera vueltas por las redes sociales, le escribió uno de sus amigos: “oye, Francisco, ¿eres tú?”. Y ahí estaba él: sentado, con cubrebocas, cargando sus cosas en una maleta y con la ropa deportiva del Atlante; en dirección al metro Tacuba, y la colonia Huichapan, donde ya lo esperaba su abuelo para comer. “La acaban de publicar en una página del Atlante”, concluía el mensaje. Bastaron unas horas para que la foto se replicara en todos los sitios atlantistas.
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“Me metí a Instagram, luego a Facebook y vi que otras páginas la habían compartido también. Yo uso el metro y el transporte público desde hace mucho tiempo. Cuando estaba en las fuerzas básicas de Pumas, tomaba el Metrobús de la estación Tenayuca hasta Etiopía, que era la última. Me bajaba al metro y de ahí me seguía hacia Universidad, por la Línea 3. Ahora, con el Atlante, los entrenamientos son en el Estadio Seminario, en Acoxpa. Y voy de Tenayuca a Hidalgo y de ahí transbordo rumbo a Taxqueña, por la línea azul”, cuenta, en entrevista con El Heraldo Deportes.
Desde el municipio de Tlalnepantla de Baz, al norte de la Ciudad de México, el zaguero atlantista recorre dos horas y 20 minutos para ir a entrenar. Lo único que cambia cuando es día de partido son las estaciones: porque de Tenayuca viaja a Circuito, por la Línea 1 del Metrobús, y baja en Ciudad de los Deportes, la estación más cercana al viejo estadio del Atlante. Si el trayecto no se complica, llega ahí en una hora 20 minutos, aproximadamente.
“Empecé a jugar futbol desde los 4-5 años, porque mi mamá ya no me aguantaba en la casa y me metieron a hacer un deporte. Jugaba todos los domingos en el Deportivo Carlos Hermosillo, contra rivales más grandes. Ya cuando fue pasando el tiempo me inscribieron en una escuela, Chivas Arboledas, que era algo más estructurado. Estuve ahí tres años hasta que pasé a la escuela de Colo-Colo, que dirige Pata Bendita, en Atizapán. Había sido campeón de goleo”, agrega.
El delantero goleador, sin embargo, se convirtió en defensa. Hizo todo el proceso de fuerzas básicas con Pumas, desde los 13 años, después de un mes a prueba. Y de ahí siguió con los Potros UAEM, en el Ascenso MX, y el Tlaxcala FC, en la Liga Premier. Los únicos antecedentes futboleros en su familia los dejaron su padre y su abuelo: uno era portero y el otro practicaba el deporte de alguna manera, “pero los dos fueron jugadores de barrio solamente: iban los domingos y regresaban a sus casas. Ninguno estuvo tan metido en el futbol como yo”.
Con el Atlante, Francisco Reyes no ha sumado minutos en la Liga de Expansión MX. Pero siempre que hay un partido pregunta en qué canal será la transmisión y lo comparte con su familia, esperando el día de su debut. El próximo 4 de octubre cumplirá 22 años, la mayor parte de ellos dedicados al futbol. Como defensa central, el joven de Tlalnepantla de Baz tiene como referente a Rafael Márquez, su ídolo y capitán de la Selección Mexicana.
A su edad, Rafa jugaba en el Mónaco y era campeón de la Liga de Francia. Por eso sigue sus pasos. Si tuviera que ponerle un título a la foto del metro, Francisco no tarda en encontrarlo: “Yo la titularía ’El jugador del pueblo’, porque me siento así. Me identifiqué desde el primer momento con los colores y las raíces del club, con todo lo que conlleva ser atlantista”. ‘El jugador del pueblo’, en ‘El equipo del pueblo’. El futbol como la vida.
Por Alberto Aceves