Ronald Koeman se atrevió a hacer lo que nadie había hecho hasta el momento: Renovar a un Barcelona cuyo destino era morir si no lo hacía, aunque su método quizá no ha sido el indicado y por ello, en un futbol resultadista como el de ahora, tiene la soga al cuello como técnico de la escuadra blaugrana.
Tras su derrota por goleada 0-3 ante el Benfica, muchos claman ya por el cuello del entrenador holandés, quien sin el argentino Leonel Messi comenzó una cruzada suicida al traer jóvenes que, no obstante, no le han dado los resultados que esperaba.
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¿Koeman debió modificar tanto al Barcelona?
Su afán de lograr resultados con chavos talentosos encendió las esperanzas en un equipo que parecía ya sin mucho futuro en LaLiga, pero que a la vez requería subsanar las finanzas en un equipo que estaba literalmente en la quiebra por el talento acumulado durante décadas y que le dejaba poco margen de ganancia.
Por ello, quizá debió haber hecho un mejor balance y no cortar de tajo el proceso que ya se llevaba, pues derrotas como la sufrida hoy en Champions es algo que la afición pocas veces perdona y por la que se pueden tomar medidas drásticas, sin importar que lo que haya hecho hubiera estado bien.
Ante el Levante, quitando a los veteranos Piqué y Busquets, el resto fueron jugadores jovencísimos, que apenas están dando sus primeros pasos en la élite: Mingueza (22 años), Araujo (22), Eric García (20), Nico (19), Gavi (17), Demir (18), Riqui Puig (22) y Ansu Fati (18), quienes tuvieron una actuación destacada, pero no lo suficiente.
¿LaLiga será la puntilla para el técnico blaugrana?
Ahora, la bomba explotó y en el torneo de clubes más importante de Europa su apuesta le cobró la factura, en una temporada blaugrana que es sin duda la más complicada de los últimos años, con una derrota ante el Bayern y ahora frente al Benfica en Champions y el empate contra el Granada en casa en LaLiga.
Este jueves contra el Cadiz quizá su suerte se agote y finalmente sea despedido del cuadro catalán, aunque quizá Joan Laporta pretenda “morirse con la suya” y aguantarlo hasta que su propio puesto también esté en riesgo, en un equipo que requiere resultados inmediatos y de manera urgente.
Ya hay nombres de posibles sustitutos del holandés, aunque hasta que el elegido no esté amarrado y asegurada también económicamente la liquidación de Koeman, que rondaría los 12 millones de euros, y la contratación de su suplente, no habrá movimientos y Ronald seguirá siendo el malo de la película, aunque quizá no lo sea.
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EG