Historias de superación y resiliencia hay muchas, aunque pocas o ninguna como la de este mítico exjugador del Bayern Múnich y la selección de Francia, quien fue abandonado por sus padres en un convento de monjas, quedó marcado de por vida por un accidente automovilístico a sus apenas 2 años, sufrió bullying y aun así se convirtió en subcampeón y leyenda del balompié mundial.
Como exjugador de Francia y Bayern Múnich lo ganó todo, para a sus 39 años finalmente retirarse con el Salernitana de la Serie A italiana, luego de convertirse en leyenda tras atravesar una dura infancia y adolescencia, en las que tuvo que afrontar ser abandonado de sus padres y sobrevivir a un terrible accidente automovilístico que, no obstante, lo marcó de por vida.
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Abandonado en un convento de monjas
Leyenda del balompié mundial, este mítico exjugador que sufrió un terrible accidente automovilístico nació el 7 de abril de 1983 en Boulogne-sur-Mer, Francia, donde fue abandonado por sus padres biológicos en un convento de monjas, del cual finalmente salió para debutar en 2001 con el Union Sportive de Boulogne y de ahí pasar al Olympique d'Ales, Stade Brestois, Metz, Galatasaray y Marsella, hasta que en 2007 llegó al Bayern Múnich, donde estuvo 12 temporadas y ganó todos los títulos posibles.
Tras salir del gigante alemán fichó para la Fiorentina y luego en el Salernitana de la Serie A italiana, donde finalmente se retiró tras disputar dos Mundiales con la selección de Francia: en Alemania 2006 cuando salió subcampeón y en Sudáfrica 2010, además de disputar las Eurocopas 2008 y 2012.
Accidente y bullying contra la leyenda del futbol
Pero nada de eso fue fácil, sino todo lo contrario pues a los dos años sufrió un accidente automovilístico contra un camión cuando iba junto con toda su familia. La peor parte se la llevó Franck Ribery, quien salió despedido por el parabrisas y sufrió importantes cortes en la cara, por lo que le tuvieron que ponerle más de 100 puntos de sutura, la mayoría sobre el sector derecho de su rostro y que fueron el origen de su apodo: “Scarface”.
Tras ser abandonado, Franck Ribery lidió con la crueldad y bullying de los niños de su internado y del cual terminaría siendo expulsado por su comportamiento. Todos se burlaban de su aspecto, diciéndole cosas como “Mira lo que tiene en la cara. Mira su cabeza. ¿Qué es esa cicatriz? Es feo…”. Ante ello, comentó: “A donde iba la gente siempre me miraba y no porque fuese buena persona, no porque me llamara Franck, no porque era bueno jugando, sino por la cicatriz. Era joven y me molestaba, pero nunca me fui a una esquina y empecé a llorar. Aunque sí sufrí”, reveló en entrevista con Canal+ de Francia.