La situación de Gilberto Mora, una de las mayores promesas del fútbol mexicano, vuelve a encender el debate sobre el rol de la Selección Mexicana en el desarrollo de sus jóvenes figuras. A sus 17 años, el mediocampista ya está en la mira de clubes europeos, pero su entorno aclara que su futuro no depende de la exposición que pueda darle el “Tri”. Las palabras de su representante, Rafaela Pimenta, dejaron un mensaje claro que sacudió el panorama.
La agente, una de las figuras más influyentes en el mercado internacional, aseguró que la carrera del juvenil está encaminada hacia Europa con o sin participación en el Mundial de 2026. Su postura, lejos de restar valor al combinado nacional, matiza la discusión sobre cuánto influye la Selección en el salto a las grandes ligas. Y, al mismo tiempo, abre una nueva conversación sobre la autonomía y el talento de las nuevas generaciones.
Aun con su contundente mensaje, la agente brasileña también defendió el compromiso del jugador con México. Señaló que, aunque no considere indispensable al Tri para su proyección internacional, el pequeño Morita mantiene una entrega total cada vez que viste la camiseta, incluso en situaciones adversas. Su ética de trabajo, afirmó, es una de sus mayores fortalezas.
¿Depende el futuro de Mora del Mundial 2026?
Las declaraciones de Pimenta fueron claras: “Gil no necesita el Mundial o la Selección para hacer sus próximos pasos (jugar en Europa), lo puede hacer sin eso. Para él, no es un trampolín la Selección o el Mundial, no lo necesita”.
El mensaje apunta a que el talento y el nivel mostrado por Mora son suficientes para atraer el interés de clubes del Viejo Continente.
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A pesar de ese enfoque, la propia representante destacó la pasión con la que la estrella de los Xolos defiende a su país: “Él siempre juega como si fuera el último partido de su vida, lo demostró en su última participación. Tenía la mano recién operada y seguía entrenando para defender a su país”.
Gilberto Mora, dueño de su propio camino
La agente cerró su mensaje subrayando que el desarrollo del juvenil depende únicamente de su propio rendimiento: “Su próximo paso no depende del Mundial, depende de él mismo”. Con esto, deja claro que el proceso del jugador está marcado por su crecimiento personal, más allá de cualquier vitrina mundialista.
