Uno de los episodios más dolorosos y recordados del futbol mexicano es la conocida Tragedia del Túnel 29, un suceso que marcó profundamente al deporte nacional y evidenció los riesgos que existían en la organización de los grandes eventos deportivos en aquella época.
El lamentable hecho ocurrió el 26 de mayo de 1985 en el Estadio Olímpico Universitario, durante el partido de vuelta de la final entre Pumas y América. En medio de la euforia y la gran asistencia al encuentro, se desató un accidente en uno de los accesos del estadio que dejó consecuencias graves y que opacó por completo una de las finales más esperadas del torneo.
A raíz de este acontecimiento, las autoridades deportivas y gubernamentales se vieron obligadas a replantear las condiciones de seguridad en los estadios del país. La tragedia provocó cambios importantes en el diseño de los inmuebles, especialmente en accesos, salidas de emergencia y control de multitudes, con el objetivo de evitar que algo similar volviera a ocurrir y de proteger mejor a los aficionados.
Así fue la Tragedia del Túnel 29 en el Estadio Universitario
La tragedia fue consecuencia de una grave cadena de fallas que incluyó mala organización, falta de control por parte de las autoridades y la circulación masiva de boletos apócrifos. Para aquella final, miles de entradas falsas fueron vendidas, lo que desbordó la capacidad del estadio y provocó una llegada descontrolada de aficionados que buscaban ingresar sin un filtro adecuado.
El punto más crítico fue el túnel 29, uno de los accesos del sector sur del inmueble, donde el espacio reducido y la presión de la multitud generaron una avalancha humana. La falta de rutas alternas de salida y la acumulación de personas derivaron en una tragedia: siete asistentes murieron por asfixia o aplastamiento en el sitio; mientras que una persona más perdió la vida más tarde en el hospital, entre las víctimas hubo también varios menores de edad.
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¿Cómo cambió la Tragedia del Túnel 29 los estadios en México?
La tragedia del Túnel 29 marcó un antes y un después en la seguridad del futbol mexicano, al evidenciar las graves fallas en el control de multitudes y la organización de eventos masivos; a partir de entonces, la Federación Mexicana de Futbol y las autoridades civiles comenzaron a implementar protocolos más estrictos, programas como “Estadio Seguro”, sistemas modernos de control de accesos para combatir la falsificación de boletos y un mayor énfasis en la gestión de flujos de personas; asegurando que pasillos, túneles y salidas de emergencia no representaran un riesgo para los aficionados.
