La historia de Lionel Messi y Antonela Roccuzzo parece sacada de un cuento de hadas, pero detrás de su consolidado vínculo hay capítulos menos conocidos que marcaron profundamente sus vidas. Aunque muchos creen que el romance comenzó en la infancia, lo cierto es que durante varios años mantuvieron una amistad distante, interrumpida por la mudanza de “La Pulga” a Barcelona y por la aparición de otro amor en la vida de “Anto”. ¡Entérate de todos los detalles a continuación!
Durante la adolescencia, mientras un joven Leo construía su carrera en Europa, Antonela vivía su primer noviazgo formal con un joven rosarino. La relación fue seria y se extendió por varios años. Incluso mientras Lionel se mantenía en contacto esporádico con ella a través de mensajería online, ella estaba emocionalmente comprometida con otro. Sin embargo, todo cambiaría en 2005, cuando una tragedia personal golpeó a la joven.
La muerte de una amiga muy cercana, atropellada por un conductor alcoholizado, provocó una fuerte crisis en ella. Al enterarse, Messi no dudó en volar desde España para acompañarla. Ese gesto, cargado de empatía y afecto, marcó el inicio de una nueva etapa. Tres años más tarde, ella dejaría todo en Rosario (incluso sus estudios) para comenzar una vida junto al astro en Europa.
El novio rosarino que quedó en el pasado
Poco se sabe públicamente sobre el joven que fue pareja de Antonela antes de Lionel. Se trató de una relación seria durante su adolescencia, que duró varios años y que fue reconocida por su entorno. La identidad del joven nunca trascendió, pero sí se supo que vivieron juntos momentos importantes. Incluso, según allegados, él habría tomado con humor el final de la relación: “Al menos no me dejó por cualquiera, me dejó por Messi”, aseguran.
Las fotos del joven exnovio se viralizaron años después, sorprendiendo a quienes aún creían que el “10” de la Selección Argentina fue el único amor en la vida de ella. Sin embargo, la historia demuestra que el camino hacia el amor definitivo fue más complejo de lo que aparenta en la superficie.
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La tragedia que selló un reencuentro
El punto de inflexión se produjo en 2005. Antonela tenía 17 años cuando su amiga falleció en el trágico accidente. Ese duro golpe emocional la alejó por días del colegio y dejó una huella imborrable. Messi, enterado de lo ocurrido, no dudó en viajar a Rosario para consolarla. El gesto no solo la conmovió, sino que reactivó un vínculo que había estado dormido desde la infancia.
A partir de ahí, el reencuentro se transformó en una relación. En 2007, Anto lo oficializó ante sus amigas mostrando el Blackberry (celular que estaba de moda en ese entonces) que Lio le había regalado. Tres años después, su aparición en el palco familiar del Mundial Sudáfrica 2010 terminó de confirmar su vínculo ante el mundo. Desde entonces, la historia de ambos cambió para siempre.
¿Cómo se conocieron Lionel Messi y Antonela Roccuzzo?
Ambos se conocieron siendo niños gracias a Lucas Scaglia, primo de ella y compañero de fútbol de él. Fue en la casa de los Scaglia, ubicada a la vuelta de donde vivía la familia Roccuzzo en Rosario, donde ocurrió el primer flechazo. Messi quedó encantado y llegó a escribirle una carta en la que le decía: “Algún día vamos a ser novios”. Sin embargo, su relación fue inicialmente platónica y se mantuvo como una amistad de la infancia, sin mayores compromisos.
En lo que La Pulga la rompía en La Masía, ella ingresó al prestigioso Centro Educativo Latinoamericano y comenzó a estudiar, mientras disfrutaba de una vida social activa en su ciudad natal.
Una vida juntos
Desde que oficializaron su relación, han construido una vida en común basada en la estabilidad, la intimidad y el foco en la familia. Se casaron en 2017 en Rosario, en una boda que reunió a estrellas del fútbol mundial, pero que mantuvo un perfil sobrio, en sintonía con el estilo reservado de la pareja. Ahora son padres de tres hijos: Thiago, Mateo y Ciro, a quienes protegen del foco mediático, priorizando siempre una crianza tranquila y fuera del espectáculo.
Tras años viviendo en España, primero en Barcelona y luego en París durante el paso de Messi por el PSG, la familia ahora se encuentra establecida en Miami, donde el astro juega y la rompe para el Inter Miami. Allí mantienen una rutina relajada, alejada del bullicio, combinando el trabajo con la vida familiar. Mientras él disfruta de sus últimos años pateando la pelota, Anto se ha convertido en una figura muy seguida en redes sociales, pero sin perder su esencia: es cercana, discreta y dedicada a sus hijos.
Pese a la fama global que los rodea, su dinámica como pareja se basa en la confianza de años, el apoyo mutuo y un pasado compartido que los une desde la infancia. Su historia también refleja esfuerzo, compromiso y decisiones de vida que fueron tomadas por amor.
