Con más pena que gloria y a pesar de que era el cuarto mejor pagado de Qatar 2022, Tata Martino dijo adiós tras el más rotundo fracaso de México en Copas del Mundo en los últimos 44 años, dejando frases memorables y cometiendo pecados imperdonables que lo condenaron como técnico de la Selección Mexicana. Entérate cuáles fueron.
Entre algunas de sus más rimbombantes frases que Tata Martino soltó en su gestión al frente del Tri, sin duda la que más destaca es la de junio pasado, cuando indicó que “las puertas están abiertas para todos. No puede haber una convocatoria masiva de jugadores que no estuvieron, porque parecería que no hicimos nada en tres años”, en referencia a los no llamados de jugadores del Atlas.
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También y sobre el estilo de juego de la Selección Mexicana, Tata Martino soltó en enero otra de sus frases: “Lo que me preocupa es armar un equipo que tenga una idea clara de juego y que el aficionado la entienda. Después de eso, los resultados empiezan a ser consecuencia”, cosa que jamás ocurrió.
Ya con las críticas encima, en septiembre de 2022 comentó que “la principal responsabilidad de lo que generamos es nuestra. Si ganamos y lo hacemos bien, vamos a poder modificar lo que piensa la gente”, aunque sobre la no convocatoria de Santiago Giménez, consideró en noviembre: “Hay que compararlo con la jerarquía o el presente de otros delanteros. Santi es el goleador de Europa League, pero tiene pocos minutos”.
Tras la dolorosísima derrota 0-2 de la Selección Mexicana ante Argentina, en la que ni siquiera jugó con un delantero, Tata Martino aseguró que “en el primer tiempo tuvimos nuestras opciones y creo que fuimos mejores. Competimos 60 minutos hasta el gol”.
Los pecados que condenaron al Tata Martino en la Selección Mexicana
Tata Martino solo vino a llenarse las bolsas de dinero al cometer pecados como no establecer un estilo de juego, luego de un inicio congruente que después de la pandemia cambió radicalmente, sin adaptarse ni modificar de acuerdo a las ausencias por lesiones que comenzó a tener.
Además y quizá uno de sus más grandes pecados fue siempre tener a sus jugadores favoritos, sin importarle realmente el nivel en el que estaban o si jugaban o no, mientras él se refugiaba de la pandemia en su finca de Rosario sin siquiera armar un plan alterno o hacer visorías en los clubes de la Liga MX y sin alguien que cuestionara sus decisiones.
Dejó fuera a jugadores como Laínez, Giménez y Sánchez, que son el futuro del Tri y recibieron un duro golpe para el próximo ciclo mundialista, mientras que su planteamiento ante Argentina solo vivió en su cabeza, sin que los jugadores entendieran su propuesta tan defensiva y terminando con un vestidor partido y él enojado, aburrido y molesto con la prensa, recriminándole incluso al aficionado su falta de apoyo… Mal, muy mal.
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EG