La australiana Ashleigh Barty, actual número uno del mundo en el ranking de la WTA (Asociación de Tenis Femenino), es la nueva campeona del Campeonato de Wimbledon, tras derrotar en la final a la checa Karolína Plíšková en tres sets. Luego del triunfo, la nueva reina del césped londinense emuló un clásico festejo impuesto por una leyenda del tenis.
Barty gana su segundo título individual de Grand Slam, ya que el primero fue en 2019 cuando conquistó Roland Garros al derrotar en la final, casualmente, a otra checa, Markéta Vondroušová. Esta vez, tuvo que sufrir para lograr la victoria en Wimbledon, ya que fue un resultado de 6-3, 6-7 (4) y 6-3.
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La australiana, de esta manera, consolida aún más su posición como número uno del mundo de la WTA y saca más diferencia a la segunda, quien es precisamente Plišková, superando a Naomi Osaka y Simona Halep, quienes quedan tercera y cuarta, respectivamente.
El festejo de Barty y el recuerdo a un "clásico" de una leyenda del tenis
La emoción y el festejo de Barty también se robaron una parte del espectáculo que ofreció la cancha principal del All England Lawn Tennis. Es que la australiana corrió directamente hacia las tribunas para dar una escalada directa hacia el palco en donde se encontraba sus entrenadores y parte de su familia. Este festejo tiene una historia detrás, impuesta ni más ni menos que por la leyenda Pat Cash.
La corrida y la escalada hacia el palco de los entrenadores tras ganar Wimbledon es una tradición, que rompe totalmente los protocolos estrictos que un Grand Slam de su categoría ofrece. De hecho, este certamen es de los más estrictos en este sentido. Pero, una leyenda rompió con la etiqueta y las costumbres que se observan en este tipo de competencias.
Pat Cash, australiano también, no era precisamente el ejemplo de tradición y costumbrismo que uno puede suponer en el mundo del tenis. Por eso también es recordado tan cálidamente por el mundo del tenis. El australiano era todo un "rocker", en este sentido y, por eso, no sorprende que haya roto con todos los estándares de Wimbledon para celebrar su título de 1987, al correr en escalada hacia el palco donde lo esperaba su histórico entrenador Ian Barclay para romperse ambos en un profundo abrazo, que marcó toda una época.
Barty emuló a su compatriota Pat Cash en una forma de enaltecer el trabajo de sus entrenadores y compartir con ellos este momento de euforia y emoción por el objetivo conseguido. Wimbledon se rinde ante los pies de la gran número uno del mundo.
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