¡Increíble, pero cierto! Al ritmo de Mi Viejo Caballo de Palo, tema con el que Juanito Farías se hizo famoso hace ya varios años en el concurso Juguemos a Cantar, miles de jóvenes practican ahora el deporte sensación “hobby horsing” o equitación vegana, que de vegana no tiene nada pero que está dando mucho de qué hablar a nivel mundial al no usar caballos.
Deporte sensación en Finlandia y practicada por más de 10 mil jóvenes, a diferencia de lo que muchos pudieran pensar la equitación vegana no es nada sencilla pues es la persona la que tiene que saltar los obstáculos que en equitación harían los caballos, además de que debe ir trotando a lo largo de todo el recorrido acompañado de un palo de madera con cabeza de equino y que debe situarse entre las piernas.
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De una forma de diversión a un deporte federado
Nacido hace más de 10 años en Finlandia como una forma de diversión cuando las adolescentes jugaban con caballos de palo en sus ratos libres, la equitación vegana se convirtió en una práctica tan popular que ya se volvió deporte sensación que puede ser entrenado en clubes para participar en competiciones como el campeonato nacional de aquel país, además de todas las competiciones regionales.
De hecho y debido a que no todos pueden tener un caballo para practicar equitación de verdad por los costosos cuidados del animal, el secretario general de la Federación Ecuestre de Finlandia cree que es un deporte “maravilloso que le da a los niños y adolescentes que no tienen un caballo la oportunidad de interactuar con uno”, además de que las personas que practican la equitación vegana son grandes amantes de los animales, especialmente del caballo.
Venden y compran sus caballos, ¡como su fueran de verdad!
Tan popular se está haciendo la equitación vegana, que otros países nórdicos como Noruega y Estonia también lo han declarado deporte nacional, además de que en Reino Unido ya se han realizado eventos para la recaudación de fondos y muchos jóvenes en Australia también lo practican, con caballos de palo que pueden llegar a costar hasta 300 euros en subastas.
Ah, pero eso no es todo pues tal y como ocurre en la equitación real, si los ganadores de campeonato deciden vender el caballo con el que compitieron este puede superar los 100 euros, además de que como una manera de activismo por la defensa de los animales muchos intercambian sus monturas y otros los compran o se hacen el suyo de manera artesanal.