Cada año, cuando el césped del All England Club se tiñe de tradición, el blanco vuelve a dominar la escena. No es casualidad: Wimbledon, el torneo más antiguo y prestigioso del tenis, se distingue por imponer una regla que lo hace único en el circuito profesional. Desde los pantalones hasta las muñequeras, todo debe ser del mismo color.
Esta tradición no es nueva. Se remonta a 1877, año en que se disputó la primera edición del torneo con 22 tenistas masculinos, todos vestidos de blanco. La elección respondía a una lógica muy particular: este color era considerado un símbolo de elegancia y limpieza, representativo de la clase alta británica. Además, ayudaba a disimular el sudor, algo que en aquella época se consideraba de mal gusto mostrar en público.
Aunque el paso del tiempo ha transformado muchos aspectos del deporte, esta competición ha decidido conservar esta norma con firmeza. Tanto, que ha provocado polémicas e incluso boicots por parte de grandes figuras del tenis. Pero el color, pese a todo, sigue siendo intocable.
Una regla histórica y exclusiva
Wimbledon es el único Grand Slam que mantiene un código de vestimenta obligatorio. Desde 1963, el All England Club estableció la obligatoriedad de este "tinte" para todos los jugadores, sin excepciones. Y no se trata solo de la camiseta o los shorts: incluso los accesorios y la ropa interior deben cumplir con esta normativa.
El control es tan estricto que en 2013 Roger Federer fue advertido por usar zapatillas con suela naranja, las cuales tuvo que cambiar para el siguiente partido.
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Rebeldía y consecuencias
No todos los tenistas han estado de acuerdo con esta tradición centenaria. Uno de los casos más emblemáticos fue el de Andre Agassi, quien entre 1988 y 1990 decidió no participar en el torneo como protesta contra la regla del blanco obligatorio. Para él, esta norma representaba una imposición clasista y anticuada que limitaba la expresión individual. Sin embargo, su postura cambió con el tiempo y en 1992 no solo volvió al torneo, sino que lo ganó por primera vez.
A lo largo de los años, también hubo situaciones que evidenciaron la inflexibilidad del reglamento. En 2017, Venus Williams fue advertida durante un partido por usar un sujetador de color rosado debajo de su atuendo blanco. Los organizadores le exigieron cambiarlo antes de continuar en el torneo. Más reciente fue el caso de Nick Kyrgios en 2022, quien fue multado por presentarse con una gorra y zapatillas rojas en la ceremonia posterior a un partido, algo que también va en contra del estricto código, incluso fuera del juego.
Martina Navratilova, una de las leyendas del tenis femenino, también alzó la voz contra esta norma. En 1995 calificó públicamente al reglamento de vestimenta como "anticuado", aunque en sus participaciones siempre respetó las exigencias del All England Club.
