Kobe Bryant fue un héroe global. Tan conocido en China, España, Italia, la India, Australia, como en Estados Unidos. Su legado fue más allá del basquetbol, de sus cinco anillos, sus récords y su amor eterno por Los Ángeles Lakers.
Un accidente aéreo, en enero pasado, terminó su vida a los 41 años. Y confirió también una nueva perspectiva sobre la dimensión de su nombre. Black Mamba: la estrella de la NBA y la leyenda del basquetbol en el mundo.
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“Te pedimos lucha y nos diste tu corazón y nos mostraste cómo ganar. Vaya si dejaste huella. Tu legado va más allá del basquetbol. Nunca más los Lakers vestirán ni el 8 ni el 24, porque quedan retirados”, anunciaba Jeani Buss, propietaria del equipo, el 19 de diciembre de 2017, el día que retiraron sus dos camisetas.
Kobe se retiró un año antes, el 13 de abril de 2016, con 37 años y anotándole 60 puntos al Utah Jazz, en un partido que remontó y ganó por sí mismo. Era capaz de eso y más. Como la noche en la que marcó 81 puntos, en un juego del 2006 ante los Toronto Raptors.
No pudo alcanzar los seis anillos de Michael Jordan, pero Black Mamba llegó a cinco. Fue 18 veces All Star, dos veces MVP en finales, una en la temporada y el tercer máximo anotador de la historia de la NBA -sólo superado por Kareem Abdul Jabbar, Karl Malone y LeBron James-. Todo, siempre con un mismo equipo: Los Ángeles Lakers.
Por eso, por su pasado y su historia, “el hombre que quiso ser el mejor basquetbolista que podía ser”, como lo describió alguna vez Michael Jordan, aparece hoy en la memoria de los aficionados angelinos que celebran su título 17. Y se reproduce por calles y avenidas a través de murales que recuerdan lo que fue: el héroe del basquet que conquistó el mundo.
AAH