El infierno ha sido descrito de muchas maneras en distintas culturas. El de El Salvador, con la pelota en medio, fue uno rodeado de cubrebocas, mantas con cerdos pintados de color verde y afrentas a un pueblo lastimado por una pandemia que golpeó a México, con la rivalidad futbolística desvirtuada y llevada a ofensivas expresiones que retumban en la memoria. Una línea cruzada con el balón como pretexto.
Es abril del 2009. Un virus muta y alerta a un país cuyo gobierno confirma 20 muertos iniciales por esta desconocida variación, que obliga a la suspensión de clases porque el día 23 de ese mes la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara riesgo de pandemia, palabra que, sin saber, años más tarde será parte de una cotidianidad de casi dos años. Los cubrebocas y el gel antibacterial aparecen en las listas de artículos indispensables por primera vez. El encierro en casa se conoce más allá de la voluntad, así como el contacto humano que hasta de las telenovelas se elimina con la omisión de besos esenciales en esas historias de ficción.
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Son tiempos en los que incluso se afecta a los partidos de futbol sin la presencia de público para evitar contagios, primero en la Ciudad de México y después en todo el territorio. Pero el balón sigue rodando, también rumbo al Mundial de Sudáfrica 2010 que se ve lejano para una Selección Mexicana que sufre la presencia en el banquillo del sueco Sven-Göran Eriksson, que a punto deja al Tricolor de no ir ni al Hexagonal Final de la Concacaf. Por eso llaman al salvavidas de cabecera: Javier Aguirre toma el mando y su segundo debut con el equipo nacional será en el infierno. En El Salvador, en el Cuscatlán, donde una afición desvirtúa las pasiones y mete la navaja de la burla en una herida que nada tiene que ver con la pelota. Nada.
El Salvador, entre la hostilidad, la pasión y la burla
Primeros días de junio de 2009. El seleccionado mexicano toca suelo salvadoreño para jugar el día 6 ante La Selecta en su estadio, donde hasta entonces sólo se había perdido una vez desde 1993, cuando el equipo local se impuso 2-1. Con jugadores en Europa como Pavel Pardo, Guillermo Franco, Ricardo Osorio y Nery Castillo, el Tricolor es favorito, pero la moral lastimada por el proceso de Eriksson no se puede desechar de la noche a la mañana.
A eso se le suma un recibimiento hostil de los aficionados locales, que con cubrebocas en tono de burla por la situación que México vive con la influenza AH1N1 también conocida como gripe porcina, los salvadoreños no dejan de amedrentar a los nacionales. Las pancartas y mantas con cerdos vestidos de verde o con los colores de la bandera nacional también lucen afuera el hotel de concentración, donde el ruido se hace largo por la noche para no dejar dormir al equipo previo al partido. Juego sucio.
“¡El Salvador, El Salvador, El Salvador!”. Las arengas aparecen frente a desencajados rostros de jugadores mexicanos, a quienes les gritan “Enfermos”, “Cerdos”. Un hombre y un niño se paran a mitad de calle para vender cubrebocas que en México se usan para cuidarse y en el país centroamericano para burlarse. “Protégete contra el virus mexicano”, se lee en sus baberos publicitarios. Todo atiende a un llamado de ‘La Barra Azul’ para usar mascarillas como método de intimidación contra los mexicanos.
Los hechos llegan a oídos del presidente de El Salvador, Mauricio Funes, que invita a los seguidores salvadoreños a no hacer tal muestra de repudio, provocación o burla.
Yo más bien exhorto a la población a que no cometa semejante acto de xenofobia, por el contrario nosotros tenemos que expresarle nuestra solidaridad al pueblo mexicano", dice en un mensaje el primer mandatario de aquel país cuyos fanáticos no le obedecen y se plantan el día de partido, en el Cuscatlán, con mantas ofensivas, mascarillas y un odio deportivo que toma otras temperaturas.
El Salvador vs México, el partido
Javier Aguirre se saluda con el técnico de El Salvador, otro mexicano, Carlos de los Cobos. Se reconocen y se desean suerte. México la iba a necesitar más, pero no la tuvo. Suena el himno nacional de El Salvador y canta todo el estadio. Suena el himno de México, pero no se escucha. La voz de los jugadores se ahoga en el griterío y abucheo. Una raya más al tigre.
Arranca el juego. El Tricolor está incómodo y su rival es alentado en todo momento. Se crecen los de casa, los dueños del infierno.
Minuto 11, Gerardo Torrado, capitán de México, es superado por Rodolfo Zelaya que después manda el balón al área. Tras una serie de rebotes, Julio Martínez saca un punterazo para vencer a Óscar Pérez. El Cuscatlán explota con el 1-0.
Guille Franco es derribado en el área en la segunda parte. Penal para México. Cuauhtémoc Blanco pone la pelota y toma su carrera interminable para cobrar. Engaña al portero y anota. El abucheo es general para enmarcar uno de los festejos menos agraciados entre él, Nery Castillo y Franco, pero había que moverse para sacarse los efectos de ese averno azul y blanco.
Faltan cinco minutos y la pesadilla se habrá terminado. Pero no. Se convierte en alucinación. Oscar Rojas se barre para evitar un centro, pero la pelota le da en la mano. Penal para La Selecta. Eliseo Quintanilla lo cambia por gol y ese infierno toca el cielo con el 2-1 final sobre el rival a vencer, un némesis, un monstruo, un gigante del que sólo quedaba el mote. Aficionados se meten a la cancha y los mexicanos corren a los vestidores, mientras Carlos de los Cobos es bañado en la celebración por llevar al equipo a tal proeza.
No me vale la excusa de que, bueno es parte del juego, es parte del fútbol, no me vale. Fuimos maltratados”, dice Javier Aguirre, en vísperas de la vuelta en el Estadio Azteca. “Ahora vienen a decir que al árbitro no le pese el ambiente. ¿Y allá por qué no dijimos nada? Gol anulado, mal anulado, penalti a Guardado no pitado, penalti en el 85. Ahí está el video, lo vi hoy en la mañana, por eso vengo como vengo. Me parece lamentable, a mí me parece vergonzoso. Nadie dijo nada, está bien, nos la comemos, pero nos acordamos y mañana nos vemos. Y mañana nos vemos”, repite.
México vs El Salvador. Llegó el mañana
Es octubre de 2009. Aún está claro en la memoria el maltrato salvadoreño. La Selección Mexicana juega de local contra La Selecta en el Estadio Azteca el día 10, en un partido que el propio técnico nacional descarta como una venganza, aunque ganas no le faltan.
No tenemos ánimo de revancha, no tenemos esa sensación de venganza, pero sí tenemos memoria. Y en esa memoria, en esos momentos vivimos recuerdos de lo que nos pasó allá. Allá llegamos y nos maltrataron, lo debo decir, nos maltrataron con tapabocas, humillándonos, burlándose de un problema serio nacional”, dice en conferencia Javier Aguirre previo al encuentro.
Pero algo deja claro el Vasco, el sello de sus equipos: "Vamos a guerrear".
No es soberbia, ni somos gigantes de nada, simplemente no se vale que allá se valga todo porque es parte del fútbol y es parte del juego, y aquí no. La verdad es que no me gusta eso. Somos un pueblo respetuoso, somos un país futbolero y en mi casa no, en mi casa no, vamos a guerrear, vamos a guerrear", repite. Y así se hace.
El árbitro Carlos Batres dirige el partido en el que México le mete 4-1 a El Salvador. Un autogol y tantos de Cuauhtémoc Blanco, Francisco Palencia y Carlos Vela, le dan al Tricolor los últimos tres puntos que necesita para ir al Mundial de Sudáfrica 2010, al que se pensaba no llegar. Lo hace y a costa de un rival que desde entonces tiene otro rostro, otro color, y que no va a esa Copa del Mundo, torneo al que no asiste desde España 1982. La historia hace justicia ante la línea cruzada y los códigos rotos dentro y fuera de la cancha de futbol.
El recuento final es de más de mil muertos por la influenza AH1N1 y alrededor de 70 mil contagiados en México. Las vacunas se aplican incluso en las estaciones del metro de la Ciudad de México. La gente adopta el gel antibacterial como un recurso habitual después de esa pandemia, nueva palabra en el vocabulario habitual de los mexicanos y lo será también del mundo, así como los cubrebocas, que pasaron de ser un objeto de personal médico a un aditamento de cuidado personal; de una burla sin sentido y desvirtuado a un accesorio salvador de vidas. Un salvador.
Vuelve México al Cuscatlán
Octubre de 2021. México vuelve en medio de una pandemia a aquel país que le agredió en el desborde, también por un boleto al Mundial, 12 años más tarde.
Los de más experiencia nos han dicho que es un partido jodido, la gente, el estadio, que es una bonita experiencia y jodida”, dice Sebastián Córdova, volante del Tricolor, sobre lo compartido por los sobrevivientes de aquel episodio: Guillermo Ochoa, Andrés Guardado y Héctor Moreno.
La rivalidad se mantiene mientras la pandemia cede. El recuerdo de ese infierno vivido hace aún más especial un partido que desde, ese entonces, no volvió a ser igual.
Por Francisco Domínguez
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