Simone Biles volvió de Tokio renovada, después de pelear contra fantasmas internos que se tradujeron en un problema mental que la bloqueó para participar en cuatro pruebas de los pasados Juegos Olímpicos. Después de ese trago amargo, aunque sí de celebrar una medalla: la de bronce en la barra de equilibrio.
Lo anterior lo denunció antes de participar en la gimnasia por equipos, donde tuvo que ser sustituida debido al mal estado en el que se encontraba. La historia ya se conoce.
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De regreso en Estados Unidos, la gimnasta fue reconocida por varios medios por la valentía de denunciar esos hechos, de poder combatir a la crítica y anteponer a su salud, lo que no todos los atletas han podido hacer en sus carreras.
Tocó a Biles un periodo de vacaciones después de la tormenta y antes de encomendarse a los nuevos retos en su carrera, donde apunta desde ahora a los Juegos Olímpicos de París 2024, que representarán desde ahora la nueva oportunidad de superarse a sí misma, a sus demonios a la crítica, pero antes, un descanso.
Las vacaciones de Simone Biles
A través de redes sociales, la gimnasta olímpica se ha dado tiempo de respirar, olvidar los gimnasios y entregarse al amor, tras reencontrase con su novio. Pero también se presenta ante la lente de su cámara y toma al sol mientras comparte postales con sus seguidores en redes sociales, quienes celebran ver a una Simone Biles recuperada.
A la par, visita a su novio, Jonathan Owens, safety de los Houston Texans de la NFL, en su pretemporada con el equipo, que está próximo a sus compromisos de preparación antes del arranque de la nueva temporada que arrancará el próximo 9 de septiembre. Aquí las postales que ha compartido en su Instagram.
FDR