Julio Urías, el pitcher mexicano con más apariciones en una Serie Mundial (cinco), entró en la historia de Los Ángeles Dodgers con un relevo que valió el campeonato de las Grandes Ligas, después de 32 años, en el sexto juego ante los Tampa Bay Rays (1-3).
Urías retiró a los tres bateadores en la octava entrada, con el juego a favor de los Dodgers y repitió lo mismo en la novena, con un total de siete ponches. Lo hizo después de la participación de Víctor González, el otro pitcher mexicano, con quien sentó un nuevo precedente: el tercer capítulo en que dos compatriotas comparten el diamante, en una misma noche de Serie Mundial.
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El jonrón de Mookie Betts, antes del noveno inning, alimentó los sueños de Los Ángeles luego de una reacción, en la sexta baja, que valió la remontada y el campeonato. Desde el 20 de octubre de 1988, cuando el ponche de Orel Hershiser frente a Tony Phillips dejó rendidos a los Oakland Athletics, los Dodgers no tocaban el cielo de las Grandes Ligas.
Tres décadas después, lo hicieron. Y, en ese camino hacia la cima, tuvieron la participación de dos mexicanos -uno de ellos heredero del mítico Fernando Valenzuela-, ante unos Tampa Bay Rays que mordieron el polvo en el final de la serie.
Lo ganó González y lo salvó Urías. Así los Dodgers se convirtieron en los nuevos campeones de las Grandes Ligas. Y las franelas blanquiazules han vuelto a llenar el alma de los aficionados angelinos.
AAH