El pasado lunes terminó el plazo otorgado por un Tribunal de California a los abogados de Saúl Canelo Álvarez, para presentar nuevamente la demanda por 280 millones de dólares contra Óscar de la Hoya, Golden Boy Promotions y DAZN.
A las oficinas del peleador mexicano llegó una propuesta de reestructuración de contrato, por parte de la cadena estadounidense, con un total de 20 millones de dólares por combate, más algunos beneficios relacionados con la cantidad de suscriptores que se sumen en cada evento.
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Aunque el planteamiento no se conoce en su totalidad, existen algunos puntos ciegos que pueden convertirse en un problema. Entre ellos, el hecho de que el mexicano haya llegado a un acuerdo por las ocho peleas firmadas originalmente; o que, por el contrario, la reestructura haya cambiado las condiciones a pelea por pelea.
Si fuera el segundo caso, Canelo dependerá de su rendimiento y poder de convocatoria. Es decir: si hay ventas, el negocio sigue; si no, se termina. El otro punto está en los beneficios por número de suscriptores por cada pelea, con la misma lógica anterior: si no funciona, llega a su fin el contrato. Una forma de escape disfrazada de rendimiento.
Bajo esas condiciones, Canelo Álvarez prepara su regreso al ring. Según la reunión del martes pasado, el mexicano seguirá teniendo injerencia en la elección de los rivales. Pero también participará DAZN. Y eso elevará la posibilidad de alguna derrota para ajustarse a la lógica de rendimiento. A partir de lo que ocurra en los próximos días, el futuro para él será más claro.
AAH