Solo dos boxeadores derrotaron a Roberto Durán, de quien jamás se pensó tendría un gesto compasivo tan grande ante quien le quitó el invicto, a quien visitó en su lecho de muerte a causa de una mortal enfermedad. Conoce la triste historia de uno de los boxeadores más grandes en la historia de Puerto Rico.
Nacido el 2 de agosto de 1951 en Carolina, Puerto Rico, este pugilista de buena pegada fue sparring de Wilfrido Benítez y debutó como profesional en 1969 en San Juan de Puerto Rico, además de ser el único que pudo derrotar a Roberto Durán en peso ligero, quitándole el invicto.
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Ganó sus primeras 20 peleas (13 por nocaut), para que ganar su primer combate internacional contra Leonel Hernández en Caracas, Venezuela, donde terminó también con una derrota por decisión en 10 rounds contra el ex campeón mundial Antonio Gómez.
Pero lo que lo catapultó a la fama fue su victoria del 17 de noviembre de 1972 en el Madison Square Garden de Nueva York ante Roberto Durán, en una pelea en la que su título no estaba en juego pero que el puertorriqueño lo mandó a la lona y pudo controlar el resto del combate hasta imponerle así su primera derrota al Manos de Piedra, quien no volvería a caer hasta el “ya no más” contra Sugar Ray Leonard.
Acabó con enfermedad mortal quien le quitó el invicto a Roberto Durán
Se trata de Esteban de Jesús, quien se convertiría en campeón mundial de peso ligero del CMB de 1976 a 1978, defendiendo su título en tres ocasiones y perdiéndolo en la unificación ante el propio Roberto Durán, que de tres ocasiones en que se enfrentaron ganó dos y perdió una, la de su invicto.
El puertorriqueño traía una carga muy grande sobre sus hombros: las drogadicción, enfermedad en la que compartía cocaína y jeringas con su hermano mayor Enrique y sus amigos y que provocó que su carrera comenzara a venirse abajo poco a poco, al grado que se vio involucrado en una riña el 1 de diciembre de 1980 por un accidente, disparándole en la cabeza a un joven con una pistola.
Fue declarado culpable por asesinato y condenado a cadena perpetua, para después someterse en la cárcel a un análisis tras conocer la muerte de su hermano mayor. El resultado fue VIH positivo, provocado por su vida de descontrol y las jeringas infectadas.
En 1984 se informó que tenía Sida, que lo llevó a la muerte a los 37 años y cuando pesaba apenas 45 kilos, no sin antes recibir clemencia para ser recluido en un hogar en el que lo cuidaron de su enfermedad y donde recibió la visita de su gran rival Roberto Durán, quien se despidió de él con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla, en un gran gesto compasivo.
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