Es prácticamente imposible hablar de la historia del boxeo norteamericano sin mencionar a Sugar Ray Leonard, un pugilista que llegó a ser considerado el mejor del mundo en su momento pero que, sin embargo, perdió el invicto que tenía en su combate frente a Mano de Piedra Durán por “culpa” de su esposa.
Sugar Ray Leonard tenía en Juanita Wilkinson a su amada; de hecho, el amor que tenían que fue tan grande que, después de más de ocho años de convivencia, decidieron unirse en matrimonio. La pelea contra el pugilista panameño llegó tan solo cinco meses después de esta unión, misma que se llevó a cabo en Montreal el 26 de junio de 1980.
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El palmarés del norteamericano en el ambiente profesional fue de 40 funciones con 36 victorias (25 por la vía del cloroformo), un empate y tres derrotas. Leonard llegó a la batalla contra Mano de Piedra Durán como invicto y con 27 triunfos en su espalda, registro que terminó aquella noche por una situación que guarda estrecha relación con su esposa.
Mano de Piedra Durán le quitó el invicto a Sugar Ray Leonard por culpa de su esposa
Recién casados, era lógico y natural que Juanita acompañara a Sugar Ray Leonard a la que, sabía, era la batalla más reñida que su esposo tendría hasta ese momento. Wilkinson, además, parecía un amuleto de la suerte, pues con ella a su lado el norteamericano había sumado a su palmarés los torneos de Guantes de Oro de Estados Unidos (1973 y 1974), el oro en los Juegos Olímpicos de Montreal y el ser considerado el mejor del momento al ser campeón mundial.
Frente a él estaba un pugilista que llamó la atención desde su ingreso al profesionalismo y que, entre sus cualidades, estaba el ser un peleador sumamente fuerte y ofensivo con un golpe lo suficientemente fuerte como para noquear a cualquier adversario.
Mano de Piedra Durán, que a la postre se convertiría en uno de los mejores de todos los tiempos, sabía que tenía lo necesario para derrotar a Sugar Ray Leonard. Además, esta función sirvió como una de las primeras en la que los aficionados y expertos dividían al boxeo en dos bandos, el bueno y elegante (Leonard) contra el malo y ordinario (Durán).
Todo estaba en marcha. La ciudad más importante de Canadá (Montreal) abrió sus puertas y decenas de panameños se dejaron sentir para apoyar a su pugilista. Pero no todo estaba dicho, pues del lado del campeón invicto había una camada de seguidores que estaban ansiosos por disfrutar de su victoria 28 de manera consecutiva.
La pelea comenzó y, como se esperaba, fue la violencia del panameño quien se impuso en los primeros episodios. Sugar Ray Leonard tardó un tiempo en poder descifrar el boxeo de su rival; sin embargo, una vez que lo hizo la pelea se convirtió en un vaivén de emociones protagonizadas por ambos atletas.
Sin embargo, todo cambió en el octavo round. La fuerza de Durán era tan notoria en el cuerpo del norteamericano que su esposa, Juanita, no soportó más y se desmayó en plena función de boxeo. De inmediato se produjo un tumulto de gente precisamente en el lugar en donde ella se encontraba, lo cual llamó la atención de Sugar.
La preocupación de Sugar Ray Leonard por su esposa le duró un total de tres asaltos, mismos que fueron suficientes para que el centroamericano le conectara golpes en más de una ocasión. Para el onceavo se suscitó el mejor round de la noche con una serie de intercambios que causaron el eco de los asistentes en el lugar.
Al final, Sugar Ray Leonard perdió el invicto debido al fallo de los tres jueces en favor del Mano de Piedra Durán. El norteamericano tropezó por primera vez en el ring, aunque el resultado deportivo fue lo de menos una vez supo que su esposa, Juanita, se encontraba totalmente fuera de peligro.
AC