Hay mil historias encerradas dentro de la historia del boxeo mexicano, así como anécdotas que pocos saben y que muchas se irán a la tumba junto con los actores principales de aquellos momentos. Pero fue Don Nacho Beristáin quien contó la razón por la que Julio César Chávez tuvo que pagarle 40 mil dólares durante la década de los 90, cuando el gran campeón estaba en activo.
La personalidad del ex pugilista sonorense se ha dado a conocer de muchas maneras, tanto lo bueno, como lo malo, pero una muestra más de su generosidad quedó nuevamente dicha con la historia que contó uno de los mejores entrenadores de boxeadores en la historia de este deporte en México y el mundo.
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¿Por qué Julio César Chávez tuvo que pagar 40 mil dólares a Nacho Beristáin?
En el videoblog de Erick Terrible Morales, Don Nacho Beristáin revela en entrevista arriba del ring de su gimnasio 'Romanza', una de las anécdotas poco conocidas por los aficionados del boxeo, que involucra además a uno de los mejores peleadores en la historia del pugilismo nacional, y para muchos, como al histórico entrenador, "el peleador más chingón que México ha dado al mundo del boxeo", Julio César Chávez.
Don Ignacio contó que sólo trabajó en una pelea con él porque "era un pedo trabajar con él, porque había mucha gente", cuando peleó en la Plaza de Toros México, cuando se subió al ring contra Miguel Ángel González. Dijo que Chávez le pidió a Ricardo López que le prestara a su entrenador para la pelea, en la que al terminar, Beristáin se desapareció para evitar a la muchedumbre.
—Oye cabrón, por qué te fuiste. Vente a echar una cerveza con nosotros —le dijo Chávez a Don Nacho.
—No, ya es muy tarde.
—Ven para acá. A ver, hazle un cheque de 40 mil dólares a Beristáin —ordenó Chávez a su contador.
—¡No cómo 40 mil dólares! —reconstruyó Beristán la sorpresa que sintió en ese momento.
—¡A chinga! ¿A poco quieres que te pague más? Si na'más estuviste conmigo 40 minutos. —replicó el sonorense.
—No, si yo subí contigo de a gratis.
—¡No, qué de a gratis! Me bajaste de peso en París, me bajaste de peso en Monterrey y ni siquiera te di las gracias. No, ahí te va esa lana. —le dijo Chávez a Beristáin.
Después, Don Nacho lamentó no haberle sacado una copia del papel con dicha cifra y se deshizo en elogios a Chávez, el Güero, como él le llama, dada su forma de ser, su caracter, carisma y gestos como este que tuvo con él durante su época como peleador profesional en activo.