Cinco veces campeona del mundo, a sus 54 años de edad la exboxeadora Mia St. John finalmente se atrevió a abrirse y revelar la verdad de su vida mientras crecía en el norte de California, donde aprendió a pelear tras sufrir bullying en la escuela y luchó contra las adicciones en su adolescencia, hasta descubrir primero las artes marciales y poco después el boxeo.
Luchando actualmente más por los demás que por sí misma, Mia St. John compartió sus memorias en su libro Fighting for My Life, coescrito por Elaine Aradillas, de People, en el que si bien reconoce haber encontrado el éxito en el boxeo, también confiesa que su situación en casa era aún más desafiante pues su hijo Julian, a quien tuvo con su exmarido Kristoff St. John, la fallecida estrella de The Young and the Restless, desarrolló esquizofrenia paranoide por culpa de las adicciones cuando cumplió 18 años.
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Mia St. John ya sabía lo que pasaba con su hijo
Para People, Mia St. John reconoció que a su hijo no le darían un diagnóstico hasta que cumpliera 18 años, “pero tuve una sensación y con mi experiencia en sicología en la escuela, conocía los síntomas de la esquizofrenia. Así que tenía cada vez más miedo de que esto fuera esquizofrenia y finalmente se la diagnosticaron, pero yo ya sabía” del trastorno mental provocado por sus adicciones y que puede causar delirios y alucinaciones, así como una falta general de capacidad para funcionar normalmente.
Pero eso no fue todo, pues su batalla empeoró cuando Julian también comenzó a caer en adicciones de metanfetamina, fue internado en rehabilitación y sometido a tratamiento hasta que finalmente se suicidó a los 24 años, luego de que Kristoff murió en febrero de 2019 por una enfermedad cardíaca exacerbada por el consumo de alcohol.
Así comenzó Mia St. John su lucha por los demás
Además de presionar a los centros de salud mental de California para que prohibieran las bolsas de plástico para prevenir suicidios, Mia St. John entonces decidió iniciar su fundación El Saber Es Poder para personas que padecen enfermedades mentales, personas sin hogar, adicciones y pobreza.
“Sabía que tenía voz. Nací para hacer un cambio, para convertirlo en un sistema mejor, para salvar vidas de niños, para ayudarlos como a mi hijo: adultos jóvenes que sufren de enfermedades mentales. enfermedades, falta de vivienda y adicción. Espero que el libro ayude a otros. Tengo voz y puedo ayudar a la gente. Ese era mi verdadero propósito en la vida. Nací para eso, ayudar a los demás”, culminó.
EG