Es el minuto 37 en el Estadio Jalisco: Chivas vence 3-0 al Necaxa, la noche es lluviosa y, en un costado del campo, el técnico José Manuel de la Torre prepara el último cambio: el jovencito que está por entrar entrega su registro al árbitro asistente. Porta el número 45. Con la pelota en saque de banda, la voz del sonido local anuncia la salida de Omar Bravo. La gente despide de pie al ídolo, mientras ingresa al campo Javier Hernández, el debutante.
Son casi las nueve de la noche, del 9 de septiembre de 2006. Entre Bravo y Hernández, la diferencia es de goles (casi 100) y también de años (ocho). Mientras uno es el líder, con 26, el otro, con 18, llega siguiendo sus pasos. En menos de dos minutos, Hernández controla el balón, lo pasa de derecha y corre por la banda para seguir la jugada. En tres movimientos, muestra una idea: jugar, atacar y buscar el gol. Así se lo enseñó su papá, Javier Hernández Gutiérrez, y antes su abuelo, Tomás Balcázar, un histórico de la Selección Mexicana.
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Faltan tres minutos para el final y Chivas insiste en ampliar la ventaja. El ataque empieza con Alberto Medina, que entra por derecha y recorta la izquierda, y luego manda un servicio hacia el área grande. Ahí, trastabillándose, el que encuentra el espacio es Hernández, que se perfila de zurda y sorprende a su marcador con un recorte. ¡Olé! Sólo faltó la muleta. El último hombre es el portero Iván Vázquez Mellado, que nada puede hacer tras su definición de derecha. ¡Gol! El gol del debut, el gol de la dinastía, el gol de una cantera. El primer gol de El Chicharito.
En el festejo, corren detrás de él Diego Martínez, Alberto Medina y Sergio Santana, y pronto se suma el resto de del plantel rojiblanco: Héctor Reynoso, Gonzalo Pineda, El Maza Rodríguez, Patricio Araujo, Jonny Magallón y Ramón Morales. El número 45 regresa a su posición, rengueando de la pierna derecha, producto de su festejo. Pero nada le impide terminar el partido. Los goles, antes del suyo, los marcaron Omar Bravo y 'El Venado' Medina. Ninguno, sin embargo, tan especial como éste.
En ocho minutos, Hernández debutó, marcó un gol y dejó de ser un desconocido para los aficionados de Chivas. Por eso, en cada calendario, los 9 de septiembre forman parte de su memoria acústica: “Gol anotado por Javier Hernández, número 45”. A partir de ese final, la historia empezó a escribirse.