A principios de año tuve la oportunidad de hablar con Raúl Gutiérrez, estaba dirigiendo al Real España de Honduras y lidiando con las altas temperaturas del país en el cuarto desde donde se conectó, pero en todo momento mantuvo su buena actitud.
Me contó que tomar este tipo de proyectos obedecía a una simple razón: no quedarse quieto, avanzar y aprender, a pesar de que a muchos no les encanta la idea de incursionar en el futbol de Centroamérica, de la ‘dimensión desconocida’ como él le llama.
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Desde el primer momento me dio la impresión de que el Potro piensa que las oportunidades nunca se deben dejar ir, él esperaba la suya en la Liga MX y finalmente le llegó: será director técnico interino de Cruz Azul, aunque hubiera preferido al Club América por su pasado como jugador.
De cualquier forma, tiene una chance única de probar que aquellos que lo catalogaron solo como un ‘especialista en jóvenes’ estaban equivocados, es hora de dar ese salto, de levantar la mano por los entrenadores mexicanos y qué mejor que en un equipo que necesita motivación para salir de un profundo bache.
“Hoy esa moda de traer a cualquier entrenador extranjero a México afecta a todos los que queremos esa posible oportunidad”, me dijo en enero.
Raúl tendrá que echar mano de su capacidad de análisis y gestión de grupo para enderezar el camino de una plantilla que parece fracturada, su primer reto será contra el Querétaro este sábado 27 de agosto en el Estadio Azteca, si pierde se va al fondo de la tabla, así que tendrá que hacer los ajustes pertinentes en tiempo récord.
Aunque no me cabe la menor duda de que encontrará la fórmula para hacer caminar a la Máquina Celeste y para consolidarse como director técnico en primera división.
Dave Ramos