Luego de que su papá se fue a Estados Unidos y para ayudar a su madre que limpiaba casas, este futbolista que hasta sufría calambres por su mala alimentación se hizo árbitro por necesidad, para terminar siendo campeón con los Xolos de Tijuana y finalmente no poder brillar con Cruz Azul.
En 2015 este futbolista que fue campeón con los Xolos de Tijuana y que fue árbitro por necesidad llegó a Cruz Azul como la gran contratación, pues era uno de los mejores laterales derechos de toda la Liga MX, aunque lamentablemente y luego de 47 partidos con La Máquina terminó jugando más a préstamo con otros equipos que con buenas actuaciones.
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Llegó a Cruz Azul solo por el dinero
Pieza clave en los Xolos de Tijuana, cuando Cruz Azul llegó con una gran oferta para hacerse de sus servicios este jugador que fue árbitro por necesidad no lo dudó ni un segundo, pues “todo futbolista quiere ganar más. Yo, sinceramente, no salí porque quisiera, sino porque quería económicamente ganar más y pues en Tijuana ya no me lo daban”.
Y añadió: “Creo que el tiempo que duré en Tijuana siempre respondí. Gracias a Dios nunca quedé a deber en ese aspecto y por eso yo tenía el enojo de que había jugadores que venían a robar y luego se iban y no hacían nada. Uno, literal, tenía la camiseta en el corazón. Desgraciadamente ya no se llegó a un arreglo en lo económico y decidí salir de Xolos no porque quisiera, sino porque no me ofrecían lo mismo que Cruz Azul”, indicó.
Hasta calambres le daban por su mala alimentación
Richard Ruiz proviene de un pueblo agricultor llamado Cuauhtémoc, municipio de Jiquipilas, en Chiapas, donde su familia tenía muchos problemas económicos y solo había dos opciones: El vicio o el deporte. “Fue un proceso muy duro: Mis papás no tenían solvencia económica, teníamos muchas deudas y mi mamá trabajaba en limpiar casas. A nosotros nos tocaba estudiar y trabajar el fin de semana. Bueno, ‘trabajar’ entre comillas, porque íbamos a pitar y jugar futbol, que nos encantaba”, indicó.
Luego de que su papá se fue a trabajar a Estados Unidos y para ayudar a su madre que limpiaba casas, Richard Ruiz trabajó como árbitro en partidos relámpago y amateurs: “Recuerdo mucho que siempre me acalambraba en el segundo tiempo, porque simplemente en ese tiempo pues no daba para comer bien. La verdad iba a la escuela, de la escuela me iba a entrenar. En ese tiempo unas papitas, una coca y unas galletas o lo que había. La verdad, no había mucho”.