Ni era el objetivo ni tampoco le dio permiso a Isaac Mizrahi para sustituirlo como técnico de Cruz Azul. Esas fueron las revelaciones que hizo el técnico argentino Rubén Omar Romano, a nueve años de su secuestro a las afueras de La Noria, cuando un comando armado se lo llevó y lo desapareció 65 días hasta que finalmente fue liberado sano y salvo.
En entrevista con el ahora ex guardameta Yosgart Gutiérrez en su canal de YouTube el RePortero, Rubén Omar Romano no solo narró cómo fue aquel día en que lo privaron de su libertad tras el entrenamiento de Cruz Azul en La Noria, sino también todo lo que ocurrió durante su secuestro, quién era el verdadero objetivo y lo que pasó después de que finalmente fue liberado.
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Creía que se trataba de un robo, no de un secuestro
Según narró Rubén Omar Romano, su secuestro cuando era técnico de Cruz Azul y no era el objetivo real se dio “cuando yo iba saliendo de La Noria, normal. Yo iba solo, mi familia se había ido a Argentina dos o tres días antes. De repente aparecieron. La calle era chiquita, con tránsito y apareció gente con armas largas. Pensé que era un robo, pero no: Se les escaparon un par de tiros, me subieron en un auto, luego me metieron a la cajuela de otro auto y a los 20 minutos estaba ya dentro de una casa, todo tapado de la cara durante 65 días, a ciegas”.
Y añadió: “No me dejan ver nada, nada. Estaba atado de las piernas, sí podía ir al baño, pero no me podía bañar. La única vez que me bañé fue cuando supuestamente pensaba que me iban a liberar, que habían llegado a un arreglo, pero no: Después oigo los audios y me doy cuenta que me iban a vender a otra banda”, comenta dramáticamente el entrenador.
No iban por él, sino por otro objetivo
Sobre por qué lo secuestraron, fue claro y contundente al señalar que “iban por otros, también. Iban por Cruz Azul, no por el personaje. Lo que hicieron fue preguntarme a mí el número de Billy Álvarez y no se los di. Lo único que se me pasó por la cabeza y que tenía grabado era el número de mi auxiliar Isaac Mizrahi y empezaron a hablar con él”.
Nostálgico y defraudado, entonces recordó: “A Isaac lo llevé yo al futbol. Isaac ni sabe de futbol. Él tenía su fábrica de ropa y aunque es un pibe bárbaro, la verdad es que se encandiló, se mal aconsejó y tomó una decisión. Es mentira que yo le había dado permiso (para reemplazarlo con técnico). Nada. Después de un año le marqué tres veces, nunca me contestó y ya nunca más he hablado con él. Más allá de lo que pasó en lo deportivo, la verdad es que lo involucré en algo difícil al dar el número de él. Solo quería agradecerle porque se portó muy bien con mi familia, pero como no contestó nunca más, ahí terminó todo y cada uno por su lado”.