El Mundial de Inglaterra 1966 quedó grabado en la historia como uno de los torneos más emblemáticos (y controvertidos) de todos los tiempos. Fue la primera Copa del Mundo televisada a color, la que vio nacer la famosa mascota “World Cup Willie” y la que consagró a la selección anfitriona con su único título mundial. Pero más allá del fútbol, aquella edición fue escenario de una de las jugadas más discutidas en la historia del deporte: el “gol fantasma” de Geoff Hurst en la final ante Alemania Federal.
El torneo se desarrolló del 11 al 30 de julio de 1966, con 16 selecciones participantes y un ambiente político cargado. Fue un torneo marcado por el boicot de algunas naciones africanas y asiáticas, el dominio táctico europeo y la caída de potencias sudamericanas como Brasil y Uruguay. Sin embargo, lo que realmente definió al campeonato fue aquel partido en Wembley, en el que “Los Leones” vencieron 4-2 a Alemania Federal en tiempo extra, gracias a un tanto que nunca cruzó completamente la línea de gol.
El árbitro suizo Gottfried Dienst y su asistente soviético Tofiq Bahramov fueron los protagonistas involuntarios de una polémica que cambió para siempre la historia del arbitraje. Junto a ellos, un “militar” británico (testigo clave y defensor del gol) terminó de alimentar una narrativa cargada de misterio, orgullo nacional y rivalidad europea.
El árbitro suizo y la consulta decisiva
La final del 30 de julio en Wembley fue una batalla táctica y emocional. Con el marcador 2-2 al término de los 90 minutos, el partido se fue al tiempo extra. Apenas comenzado el alargue, en el minuto 101, Geoff Hurst recibió un centro de Alan Ball, controló, giró y disparó al arco. La pelota pegó en el travesaño, picó sobre la línea y salió rebotada. Los alemanes reclamaron de inmediato que no había entrado; los ingleses celebraban el gol.
El árbitro principal, Gottfried Dienst, dudó y corrió hacia la línea lateral para consultar al juez de línea, el soviético Tofiq Bahramov. Tras una breve conversación, Dienst señaló el centro del campo: gol válido. La decisión provocó el delirio de los ingleses y la indignación de los alemanes.
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Las repeticiones posteriores nunca lograron confirmar con claridad si la pelota cruzó totalmente la línea, aunque los análisis modernos sugieren que no.
Tofiq Bahramov, el “árbitro soviético” que pasó a la historia
Bahramov, nacido en Azerbaiyán (entonces parte de la Unión Soviética), se convirtió en una figura casi mítica. En Inglaterra fue recordado como el hombre que “vio el gol” y ayudó a ganar la Copa del Mundo. En Alemania, en cambio, su nombre quedó asociado a una injusticia histórica. Años más tarde, este explicó que interpretó que la pelota había botado dentro del arco, una decisión tomada en una fracción de segundo.
Tras su muerte en 1993, el estadio nacional de Bakú fue rebautizado con su nombre: Tofiq Bahramov Stadium. En su funeral, incluso asistió Geoff Hurst, en agradecimiento al hombre que, con su señal, cambió su destino.
El militar británico y el “testigo patriótico”
En medio de la controversia, un testigo inesperado apareció en escena: un militar británico que se encontraba en la tribuna detrás del arco. Según sus declaraciones posteriores, aseguró haber visto claramente que la pelota sí había entrado. Y claro, su testimonio fue difundido por la prensa inglesa, que lo tomó como una prueba más del supuesto gol legítimo.
Este militar (cuya identidad nunca fue del todo confirmada) terminó siendo parte del mito, más que de la evidencia. Con el paso de los años, su versión se sumó a la narrativa épica de una selección inglesa que, por primera y única vez, levantó el trofeo más importante del fútbol mundial.
El “gol fantasma”
El gol de Hurst fue el primero de los tres tantos que marcó en aquella final, convirtiéndose en el único jugador en anotar un hat-trick, en ese entonces, en una final de Mundial. Pero su segundo gol, el famoso “gol fantasma”, fue mucho más que un simple tanto: marcó un antes y un después en la historia del arbitraje y aceleró el debate sobre la necesidad de incorporar tecnología al fútbol.
Décadas más tarde, el sistema de línea de gol (goal-line technology) fue implementado precisamente para evitar que jugadas como la de 1966 volvieran a generar polémica. En cierto modo, aquel gol cambió la historia del deporte y selló una de las páginas más discutidas del deporte mundial.
