Viernes 13 de Septiembre 2024
JUEGOS OLÍMPICOS

Cassius Clay: 60 años del oro olímpico en Roma ‘60

Aquel 5 de septiembre, con 18 años, el hombre que “flotaba como una mariposa y picaba como una avispa” venció al polaco Zbigniev Pietrzykowsky y ganó el título de los semipesados

Cassius Clay.A 60 años de su medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma 1960Créditos: Twitter: @MuhammadAli
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Fue rápido de pies y manos. Un campeón de peso completo que prometió sorprender al mundo, y lo hizo. Su nombre era Cassius Clay. Polémico, ganador, con un físico imponente y condiciones atléticas poco antes vistas. Nació en Louisville, Kentucky, en 1942; y si entró en el mundo del boxeo fue por un policía: la historia cuenta que cuando Cassius tenía 12 años, alguien robó su bicicleta. Aquella desaparición causó tanta rabia en él, que decidió vengarse soltando golpes.

En 1960, Clay era un jovencito peleonero de 18 años. Había brillado en sus primeros combates como amateur, pero no tenía claro si podría llegar a los Juegos Olímpicos de Roma. Su intención era hacerlo en tren o en la camioneta de Joe Martin, el agente al que lloró la pérdida de su bicicleta. Y que, posteriormente, por esas ironías de la vida, se convirtió en su primer entrenador.

Para convencerlo de que volar era su única opción, Martin necesitó cuatro horas de paseo. Lo que no pudo evitar fue que Cassius entrara a una tienda de excedentes del ejército y se comprara un paracaídas. Lo llevó puesto durante todo el trayecto. Una vez en Roma, la voz del estadounidense se convirtió en el dueño de la Villa Olímpica. A todo aquel que pasara, Clay lo saludaba de mano y le sonreía.

Sobre el ring, en la categoría de los semipesados, avanzó con facilidad en sus tres primeros combates. Para llevarse el oro, Clay tuvo que fajarse ante el polaco Zbigniev Pietrzykowsky, que de día regentaba una cafetería y era tres veces campeón de Europa. Aunque lo puso en apuros durante el primer round, el hombre que decía flotar como una mariposa y picar como una avispa terminó ganando la pelea, casi sin aliento. 

“Aun lo veo con su medalla, corriendo por la Villa Olímpica”, dice la exatleta estadounidense Wilma Rudolph en ‘Rey del Mundo’, la biografía Muhammad Alí -antes Cassius Clay-, del periodista y escritor David Remnick. “Dormía con ella, nunca se la quitaba”.

“Soy el más grande”

A pesar de su juventud, el jovencito de 18 años era un maestro de la fanfarronería. “Soy el más grande”, “Soy guapo, soy rápido y nadie puede ganarme”. Nunca se cansó de acuñar frases ingeniosas. En su regreso a Louisville, sin embargo, el racismo marcó su presente: lo llamaban “el negrata olímpico”, y entonces toda la alegría y el orgullo se transformaron en rabia.

Así lo cuenta en ‘The Greatest: my own story’, su autobiografía: “Volví a Louisville después de los Juegos Olímpicos con mi reluciente medalla de oro. Fui a una cafetería donde no servían a los negros. Pensé que podía ponerlos en su lugar, me senté y pedí un menú. El campeón olímpico vistiendo su medalla, y ellos me dijeron: ‘No servimos a niggers aquí’. Yo les contesté que ‘No pasaba nada, que no me los comía’, pero me pusieron de patitas en la calle. Así que me fui al río Ohio y tiré mi medalla ahí”.

Tiempo después, Clay dio distintas versiones de los hechos. Lo cierto es que nadie volvió a ver la medalla de Roma 1960. Acaso quedó el orgullo de un jovencito que quería vengar el robo de su bicicleta y se convirtió de golpe en el más grande boxeador de todos los tiempos.