Sin lugar a dudas además de su velocidad y potencia con los puños, Julio César Chávez, cuenta con una carismática personalidad, que lo ha llevado a convertirse en un ídolo de la afición mexicana.
No obstante también cuenta con un carácter muy explosivo, que en reiteradas ocasiones lo ha llevado a perder los estribos y las situaciones suelen terminar mal para la leyenda.
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Así ocurrió durante los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, cuando el Gran Campeón Mexicano formó parte de la cobertura del evento y presenció la participación de los boxeadores mexicanos.
Pero la más controversial fue la de Abner Mares, cuando se midió al húngaro Zsolt Vedak en la categoría de los 54 kg, donde una deficiente actuación del referí en la marcación de los puntos causó su molestia.
El combate pactado a cuatro rounds terminó por 3-1 con ventaja para el europeo, lo que de inmediato causó la reacción de Julo César Chávez, quien gritó: “¡No, ching**n a su madre, cabr*nes”.
Abner Mares terminó eliminado en la primera ronda de la máxima justa deportiva y se marchó a casa sin la posibilidad de pelear por una medalla en Atenas 2004.
JV