La silenciosa atmósfera de Tokio se rompió con el mensaje de esperanza transmitido durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, que tras una larga espera por fin pudo ver la llama arder en el pebetero del Estadio Nacional de la capital japonesa.
Las Fuerzas Armadas de Japón —Blue Impulse— le dieron forma a los Aros Olímpicos en el cielo para marcar el día, esperado un año más de lo habitual en medio de la incertidumbre y las protestas, las cuales estuvieron presentes en las inmediaciones del inmueble que se iluminó con pirotecnia al terminar la cuenta regresiva.
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"Alejados, pero juntos" fue uno de los mensajes transmitidos durante la inauguración, que comenzó con un video que mostró la historia, el viaje en el tiempo desde que en 2013 Tokio fue asignada como sede de unos Juegos Olímpicos que, sin saber, tardarían en llegar y se desarrollarían en medio de una pandemia. El silencio, la soledad, pero sobre todo la esperanza y la unión fueron reflejados en el clip, donde se mostró el entrenamiento de varios atletas durante el confinamiento obligado por la propagación del Covid-19.
En el izamiento de banderas se guardo un minuto de silencio por las personas que perdieron la vida a causa del virus.
La delegación de Grecia y de los Refugiados iniciaron con el desfile de participantes, siguiendo el orden del hiragana, uno de los tres alfabetos que se manejan en Japón, y cerrando con los países que labergarán los próximos juegos: Francia (París 2024) y Estados Unidos (Los Ángeles 2028).
El equipo apareció con la golfista Gaby López y el clavadista Rommel Pacheco como abanderados, con saltos de alegría y ondeando las banderas en sus manos frente a las cámaras y los ojos del mundo.
Seiko Hashimoto, presidenta del Comité Organizador, y Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, emitieron un discurso en el que subrrayaron los esfuerzos para contener la pandemia alrededor del mundo y todos los retos que se vencieron para poder realizar los Juegos Olímpicos.
El emperador de Japón, Naruhito Shinnō inauguró la justa veraniega y dio paso al momento cumbre: el izamiento de la bandera olímpica y el espectacular encendido del pebetero, tras un largo y accidentado recorrido de la antorcha olímpica, en manos de la tenista Naomi Osaka, que subió una representación del Monte Fuji para que el fuego olímpico arda en la cima de éste.
FDR