La NFL ha puesto en marcha sus planes para la celebración del Super Bowl LV, el próximo 7 de febrero, en medio de la pandemia por coronavirus. Con una capacidad reducida, y la posibilidad de agregar una semana más a la temporada regular, las autoridades de la liga estudian nuevos escenarios para el encuentro más importante del año.
La idea de la NFL es reducir la capacidad del Raymond James Stadium, de Tampa Bay, que en condiciones normales puede recibir hasta 60 mil aficionados y sólo permitirá el ingreso de un 20 por ciento. Los asistentes estarán acomodados en pequeños grupos y a seis pies de distancia, con el uso obligatorio de cubrebocas.
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Aunque la NFL ha delegado a los equipos la capacidad de asistentes en sus estadios, el Super Bowl LV vislumbra un protocolo más estricto para evitar cualquier tipo de contagio por Covid-19. Los Tampa Bay Buccaneers, por ejemplo, reciben un promedio de 10 mil 961 aficionados en lo que va de la temporada.
Entre los posibles escenarios, la NFL no descarta la posibilidad de modificar la fecha del Super Bowl por un máximo de hasta cuatro semanas, para terminar su temporada regular. La prioridad, sin embargo, es apegarse al calendario establecido desde el inicio de su actividad.
AAH