Dos titanes se enfrentaron en el emparrillado este domingo. Por un lado Drew Brees, líder de los New Orleans Saints que no pudo guiar al equipo a la Final de la Conferencia Nacional al caer contra los Tampa Bay Buccaneers, que comandados por Tom Brady llegaron al duelo por el boleto al Super Bowl LV.
Los errores le costaron caro a los Saints. Cuatro balones perdidos, uno de ellos, el que desató la diferencia de 10 puntos que tomaron los Buccs.
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El partido quizá fue el último en el Superdome para Brees, un quarterback de 42 años que se encuentra bajo contrato por un año más pero que no ha hablado sobre ningún plan más allá de esta temporada, y en ocasiones ha dado indicios de un retiro inminente.
Si bien tan solo 3 mil 750 boletos fueron distribuidos para un Superdome de 73 mil localidades para cumplir con las restricciones de las autoridades locales ante la pandemia, los aficionados se hicieron escuchar al estallar cuando Brees entró a la cancha para la primera serie ofensiva de Nueva Orleans.
Si fue su último partido en la NFL, no será uno para el recuerdo. El líder de la liga de todos los tiempos en pases completos y yardas por aire conectó 19 de 34 pases para solamente 134 yardas, un touchdown y tres intercepciones.
Brees y Brady, dos gigantes
Después del encuentro, los dos quarterbacks fueron captados hablando en la cancha, como dos amigos, como dos históricos de la NFL que seguramente tendrán un lugar en el Salón de la Fama.
El probable adiós de Brees pudo ser el motivo por el que ambos se juntaron. Dos veteranos que dan más que nadie y que tienen en sus brazos una infinidad de ovoides lanzados.
El abrazo final fue la emotividad de un juego entre gigantes.
Brady, con su hambre de triunfo, pudo convencer a Brees de continuar. O en su defecto, le dio las palabras certeras para decir adiós. ¿Qué se habrán dicho? La respuesta probablemente se sepa en unos días, mientras tanto, ambos lanzaron historia antes, durante y después del encuentro.
FDR