Llegar al estrellato en el pancracio mexicano no es fácil, por lo que a pesar de que muchos consideran que un luchador profesional en México gana mucho dinero lo cierto es que no en todos los casos es así, pues muchas veces son víctimas de promotores leoninos que los hacen subir al ring por unos cuantos cientos o hasta por una torta y un refresco.
Así como lo leíste: En su afán de subirse al ring y disfrutar su pasión por el deporte de los costalazos, muchos gladiadores aceptan propuestas sumamente injustas de dinero con tal de hacerse luchador profesional e ir escalando poco a poco con la finalidad de alcanzar un estrellato que, en muchos de los casos, jamás llega, tal y como lo confesaron Último Guerrero y Octagón en el programa De Noche Todo Pasa, con Yordi Rosado.
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Octagón y Último Guerrero rompen el mito de los sueldos en México
Con trayectorias de varias décadas y reconocidos en cada lugar en los que se presentan, Octagón y Último Guerrero desmitificaron la verdad del dinero que gana un luchador profesional en México al señalar que, en efecto, figuras consagradas como ellos, el Hijo del Santo, Blue Demon y algunos otros, muy pocos realmente, pueden llegar a percibir entre 70 mil y 80 mil pesos por función estelar.
No obstante funciones así de grandes no son tan constantes, por lo que es común verlos en pueblos o recintos pequeños en los que la paga llega a ser muchísimo menor, todo por mantenerse vigentes y en el gusto del público, además de compartir con el público su gusto y tradición de la lucha libre mexicana.
Una torta y un refresco ganó Octagón en sus inicios
Pero los inicios de un luchador profesional no son tan lujosos ni esplendorosos en dinero como se puede pensar, pues al inicio de sus carreras muchas veces son víctimas de promotores leoninos que los hacen subir al ring a darse de cachetadas por unos cuantos pesos o, incluso, por una torta y un refresco, como le sucedió al mismísimo Octagón.
En su debut, este ahora reconocido luchador profesional mexicano a nivel internacional confesó que en su primer sueldo no recibió dinero, sino una torta y un refresco para que comiera, pues en aquellos años un buen sueldo era lo que menos recibían los novatos y tuvo que conformarse con eso, si quería dar un gran salto en su carrera. Lastimosamente, esa realidad es la que viven todavía muchos prospectos que sufren de abusos en ferias de pueblo, donde incluso suben al cuadrilátero no una sola vez, sino hasta varias en una misma función.
EG