Fan número 1 del Checo Pérez, quien encontró en su papá su mayor apoyo e inspiración, Antonio Pérez Garibay tuvo una muy complicada infancia y adolescencia que, finalmente y contra todos sus deseos, lo obligaron a abandonar el automovilismo profesional por esta triste y muy dura razón.
Nacido el 11 de junio de 1959 en Guadalajara, Jalisco, con asistencia de una partera pues su familia no podía solventar los gastos de un médico y hospital, Antonio Pérez Garibay y sus dos hermanos se criaron gracias a su madre Juanita Garibay Guerrero, pues su papá Rafael Pérez Gómez los abandonó, sin imaginarse que su nieto Checo Pérez se convertiría en el piloto mexicano más exitoso de todos los tiempos ni que por esta razón su hijo tendría que abandonar el automovilismo profesional.
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De panadero y bolero, Antonio Pérez pasó a diputado federal
De panadero, bolero, taxista y mecánico, donde adquirió el gusto por los autos y dando pie a lo que sería el inicio de su carrera como piloto, Antonio Pérez Garbay, papá del Checo Pérez y quien tuvo que abandonar el automovilismo profesional por esta razón, se casó con Marilú Mendoza y tuvo tres hijos: Paola, la primera mujer en México en llevar el management de un piloto profesional de Fórmula 1; Antonio, ganador en Nascar y Sergio, piloto de Red Bull y campeón de F1.
Tras retirarse del automovilismo profesional debido a esta razón que aquí les mencionamos, el partido Nueva Alianza lo aceptó en sus filar para comenzar así su carrera política como candidato a la alcaldía de Guadalajara en 2015, para en 2018 ser invitado por el suegro de Emilio Azcárraga Jean, Marcos Fastlicht Sackler, a integrarse a Morena, con el que tras las elecciones de 2021 se convirtió en diputado federal, concluyendo su nombramiento en julio de 2024.
Razón por la que Antonio Pérez Garibay se retiró del automovilismo
En 1987 se abrió camino en el automovilismo profesional con ayuda de algunos contactos, logrando competir en Daytona y convirtiéndose en campeón nacional de la Copa de Marlboro, sin imaginarse siquiera que se convertiría en padre del mejor piloto mexicano de todos los tiempos: Checo Pérez.
No obstante, una lesión dorsal en una carrera de exhibición fue la que dio fin a su faceta como piloto profesional, pues a partir de entonces se dedicó a representar a algunos otros pilotos mexicanos profesionales como Adrián Fernández y Tomás López Rocha, además de heredarles su pasión por el automovilismo a sus tres hijos, quienes se la retribuyeron con títulos.