Kimi Antonelli vivió en Qatar uno de los episodios más dolorosos desde su llegada a la Fórmula 1. Lo que comenzó como una maniobra límite en la pelea por el podio terminó mutando en un torbellino de sospechas, acusaciones y violencia digital. El joven piloto de Mercedes, de apenas 19 años, cometió un error en las últimas vueltas que abrió la puerta al adelantamiento de Lando Norris, un movimiento que en plena lucha por el campeonato derivó en interpretaciones maliciosas.
La maniobra, ocurrida entre la curva 9 y la 10 en Lusail, se originó por una entrada pasada y el impacto del aire sucio mientras el italiano perseguía a Carlos Sainz. Con los neumáticos calientes y el auto inestable, perdió el tren trasero y se fue a la zona de escape, situación que Lando aprovechó para superarlo. Hasta ahí, un error propio de una carrera exigente. Pero los comentarios emitidos desde Red Bull, tanto por radio como después del GP, insinuaron públicamente que este había dejado pasar deliberadamente al británico.
Ese mensaje, sin sustento técnico ni deportivo, circuló como pólvora por redes y disparó una reacción desmesurada. En menos de un día, Kimi quedó en el centro de un huracán digital con más de 1.500 mensajes agresivos, un número inédito para un debutante. El caso encendió las alarmas en Mercedes, que decidió intervenir formalmente ante la FIA para evitar que un episodio de este tipo vuelva a repetirse.
Amenazas de muerte y un ataque digital sin precedentes
El estallido en redes sociales fue inmediato: amenazas de muerte, insultos homofóbicos y agresiones personales coparon las cuentas de Antonelli después de la carrera. Según los registros internos de la escudería, el flujo de mensajes calificables como abusivos se multiplicó por once respecto de un domingo promedio.
A esto se le sumaron otros 330 comentarios similares dirigidos a las plataformas oficiales del equipo. El nivel de violencia dejó al descubierto la facilidad con que una frase sin evidencia puede convulsionar a toda la comunidad del automovilismo.
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La reacción del piloto y el rol de Mercedes en la denuncia
Frente al impacto emocional y mediático, el joven eligió un gesto silencioso: eliminó su foto de perfil y dejó la imagen completamente negra. Su equipo, en cambio, decidió actuar institucionalmente. Reunió capturas, registros y evidencia del ataque digital para presentarlos a la FIA, en el marco de la campaña “United Against Online Abuse”, que busca combatir este tipo de situaciones.
Red Bull retira sus insinuaciones
La escalada comenzó por una frase del ingeniero de Max Verstappen (quien sugirió en plena carrera que Antonelli “parecía haberlo dejado pasar”) y se profundizó con las declaraciones de Helmut Marko, quien calificó la acción como “demasiado obvia”. Más tarde, la propia Red Bull reconoció que sus comentarios fueron “incorrectos”, aunque sin pedir disculpas directamente al piloto.
Marko, de manera individual, sí pidió perdón ante un medio alemán. Para Mercedes, acusar sin evidencia a un joven que estaba peleando por un podio fue “un disparate total”, como remarcó un molesto Toto Wolff.
Los análisis posteriores derribaron por completo las sospechas. La telemetría mostró que Antonelli entró a la curva más rápido que en la vuelta anterior y perdió el control por aire sucio, situación que minutos antes también había complicado a Fernando Alonso. Las imágenes on board reforzaron que no existió maniobra deliberada, sino un error técnico en un punto crítico del trazado. Con esta evidencia, la narrativa de la “cesión intencional” quedó desarmada.
