El recuerdo de Diego Maradona estuvo en cada rincón de La Bombonera. En las camisetas, en las banderas, en los videos, en el minuto de silencio. En la memoria de los jugadores de Boca Juniors y Newell’s Old Boys, en los gafetes de capitán de ambos equipos. En las lágrimas de su hija Dalma, presente en su palco, uno de los lugares que lo hicieron feliz.
Maradona, en 90 minutos, fue un solo apellido. El alma de un partido que fue de Boca desde un principio. El primero de los dos goles de Edwin Cardona lo trajeron de nuevo a la tierra. El colombiano tomó la pelota y le pegó de zurda, en un tiro libre cerca del área, para mandarla a las redes. Después, corrió al lado de sus compañeros por un costado del campo y dirigió la mirada hacia el palco.
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Ahí, estaba Dalma. Con una camiseta de Diego tendida sobre el césped, los jugadores de Boca se unieron en segundos aplausos. El llanto de la hija de Diego quedó retratado en las cámaras de televisión, en uno de los momentos más emotivos durante esta jornada de futbol. Para Diego y para Dalma, fue el gol de Cardona.
En el sonido ambiente, el homenaje de Boca fue acompañado por la canción de ‘La Mano de Dios’, de Rodrigo, esa que hizo inmortal al eterno capitán de Argentina. Fue la tarde del 10, la más esperada por los aficionados xeneizes, el reencuentro de Dalma con el palco de su papá, con el recuerdo de su papá, que fue una leyenda en los dos equipos.
AAH