El pasado domingo, en el Estadio Teodoro Mariscal de Mazatlán, se inauguró la edición 2021 de la Serie del Caribe. Con fuegos pirotécnicos, un ambiente festivo y el ingreso de aficionados a las gradas del inmueble, la ciudad quedó iluminada de noche por los amantes del béisbol.
La fiesta y el ruido se escucharon a varios kilómetros a la redonda. Desde la ventana de un hospital del Seguro Social, un grupo de médicos ataviados con equipo especial, para evitar el riesgo de contagio por Covid-19, lamentó que el certamen haya permitido la entrada al público en plena pandemia.
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“Y al rato llega la gente diciendo que no puede respirar”, se escucha decir a una de las trabajadoras del nosocomio, mientras los fuegos artificiales reventaban en el cielo de Mazatlán.
Con semáforo naranja, las autoridades de Sinaloa resolvieron la apertura del 40 por ciento del aforo, con cerca de 7 mil 200 boletos vendidos para la inauguración del certamen.
Hasta la tarde del domingo, el estado presentaba más de 30 mil 600 contagios por Covid-19, además de 4 mil 633 muertes por complicaciones derivadas por el virus. En Mazatlán, particularmente, se concentran 92 casos activos.
AH