Punto a punto, con la aguja entre los dedos, así cobra vida un venado en color rojo, gris y blanco, parte de una historia contada desde el arte huichol, plasmado en el casco a escala de los Tampa Bay Buccaneers, equipo que disputará este domingo el Super Bowl LV de la NFL contra los Kansas City Chiefs.
Las palabras dejaron de ser suficientes para expresar las emociones. Los sueños se convirtieron en inspiración para crear, con cuentas de colores vivos, una expresión artística que busca permanencia a lo largo del tiempo: el arte huichol, que convive con la modernidad, el ingenio contemporáneo y, entre todo ello, también con los deportes.
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Una mezcla que parece geográfica y temporalmente lejana, entre la cultura wixárika ('virrárica) y el futbol americano, deporte que, aunque luce ajeno, tiene una creciente pasión en México. Dicha convivencia nació de la creatividad de Juan Carlos Adame, ingeniero en computación que abandonó la vida de oficina para dejar ser su gusto por el diseño gráfico y su pasión por esta cultura.
“Un casco de los Delfines de Miami fue el primero que hicimos con este tipo de artesanía. Quien nos lo pidió quería que tuviera los colores del equipo, fue un reto en cuestión de diseño ya que los artesanos los decoraban con una variedad multicolor. Hice el diseño de manera digital en la computadora y se lo pasamos al artesano para que se fuera guiando y lograra una armonía entre el objeto y la artesanía huichola, o sea, que no pierda la esencia de ninguna de las dos partes. Ya hicimos de todos los equipos de la NFL, con los diseños y colores de cada uno de ellos, y mezclando la cosmovisión de la cultura virrárica”, cuenta el diseñador capitalino, después de calmar el llanto de su pequeña hija de cuatro meses que lo acompaña en el cierre de su jornada de trabajo.
Aunque no han recibido algún reconocimiento oficial por este tipo de trabajo, la Major League Baseball (MLB) les pidió un trabajo de 30 pelotas para tenerlas como decoración en sus oficinas. El trabajo atrae más trabajo. Tras mostrar las artesanías en redes sociales, llegaron clientes con peticiones específicas: balones de futbol, cascos en tamaño real, cuadros, trofeos y otros artículos apreciados por los aficionados que quisieron darle otra vida al objeto.
La idea es acercar a los fanáticos del deporte a la cultura mexicana porque hay muchos que siguen los deportes de Estados Unidos, pero a veces se olvidan un poco de sus raíces y de lo rico que hay aquí en México. Ambas partes no están peleadas y queremos crear una combinación entre ambos mundos”, dice Adame, convencido. “Podemos hacer cualquier tipo de decoración dependiendo también lo que nos pide el cliente. (...) Estamos abiertos a casi cualquier tipo de colaboración de cualquier deporte”.
Son entre cuatro y seis familias de artesanos las que trabajan junto a Juan Carlos en estas creaciones, que no sólo se centran en objetos alusivos al deporte, también decoran protectores para celular, pulseras, incluso Google les ha pedido trabajos para sus oficinas, al igual que han decorado placas conmemorativas de Youtube para los influencers premiados por la cantidad de visitas en sus videos.
La chaquira que usan es importada desde la República Checa, porque su calidad, asegura Juan Carlos, es la mejor. En lugar de cera de abeja, con la que tradicionalmente se pega cada pieza, se usa un pegamento epóxico para que el trabajo sea más duradero, aunque seque más rápido y demande más pericia al artesano, además de la paciencia que se necesita al colocar cuenta por cuenta, color por color, en una práctica que para la cosmovisión wixarika se asemeja a la forma en la que se debe vivir: sin prisas y paso a paso.
“Hay ciertos patrones que algunos de los artesanos huicholes meten en sus artesanías. Símbolos como el venado, el alacrán, cactus de peyote, águilas, serpientes, son muy comunes en las artesanías que ellos hacen, pero se les da libertad creativa de escoger el modo en el que lo colocan en cada casco. (...) Cada símbolo representa algo muy particular, incluso se puede considerar como un arte sacro, así como en nuestra cultura podemos tener una imagen religiosa en alguna iglesia, ellos de una forma equivalente eso lo hacen con los patrones, las figuras y simbología que plasman en cada artesanía. (...) Yo hago el patrón de colores para darle al artesano una guía”, explica.
Inicialmente, los artesanos trabajaban desde su lugar de origen, en la Sierra Madre Occidental, al norte del estado de Jalisco, en la comunidad de San Andrés. Pero los ingresos que les deja su artesanía les permitió a algunos trasladarse a la Ciudad de México, aunque por festividades y compromisos con el lugar del que vienen, tengan que volver, lo cual Juan Carlos Adame respeta por ser algo muy propio de su cultura, esencia del proyecto.
La tienda en línea se llama Artesadelia, “combinación entre Artes y Psicodelia”, explica el diseñador. Es a través de su página de internet y redes sociales donde llega el grueso de compras y pedidos. Presencialmente venden sus artículos en un tianguis ubicado en la zona de San Ángel, al sur de la ciudad, pero la pandemia los obligó a dejar ese sitio y depender sólo de las solicitudes en línea. Por la misma situación, abrieron un curso de arte huichol que imparten los mismos artesanos para ayudarse en estos tiempos complicados.
La decoración es única. El diseño de un artículo a otro nunca se repite. Aunque parezcan similares, en el arte huichol es una máxima no repetir la visión que uno plasma. “Cada uno de los cascos es diferente, no hay dos cascos iguales todos tienen un patrón diferente aunque lleve los mismos colores tienen diferentes simbologías. Y aunque sea el mismo equipo no hacemos los cascos iguales.
(Los cascos pequeños) valen 150 y un casco de tamaño normal lo cobramos en 13 mil 600, ese nos lleva más o menos un mes de trabajo y los chicos aproximadamente dos horas”, cuenta el emprendedor de 33 años.
Los cascos de los equipos de la NFL brillan con las chaquiras que los artesanos huicholes pegan al ritmo de su vida, mientras Juan Carlos promueve el trabajo, lo grita, diseña y busca espacios, aunque reconoce que no se puede dar trabajo a todos los artesanos que se acercan a pedir una oportunidad.
El ex ingeniero en computación es amante del arte huichol y también de los deportes, aunque no tenga un equipo favorito en la NFL, pero sí en el futbol mexicano.
Sí me gusta el futbol americano, como tal no le voy a ningún equipo, pero me gusta toda la parafernalia que hay alrededor. Me gusta ver los partidos como un aficionado más al deporte y ahora que está el Super Bowl se pone muy interesante y entretenido.
“Me gusta más el futbol soccer. Lamentablemente soy aficionado de Cruz Azul", dice con resignación. "Este año es el bueno", publicó en su página de Facebook, donde muestra un balón decorado por ellos, con el escudo de La Máquina. "Ya ni me digas", pide durante la llamada. —¿Será este año? "Cuando sea, pero que sea", agrega en el intercambio de risas con el reportero, y cambia el doloroso tema: "También soy aficionado al Real Madrid y le hicimos unos cuadros decorativos, también al Barcelona".
Wixarika, quiere decir “persona de corazón profundo que ama el conocimiento”. Y en eso también se convirtió Juan Carlos Adame, que reunió a un grupo de artesanos huicholes para alargar la vida de un arte que, aunque reconocido a nivel mundial, se debilita con nuevas generaciones que no siguen la tradición de sus antepasados, además de la falta de oportunidades para vivir de este tipo de trabajos artesanales.
Dependerá del público si desea seguir adquiriendo estas artesanías. Dentro de las comunidades, hemos visto que los hijos de los artesanos ya no siguen las tradiciones y hay un grave riesgo de que se pierdan, no solamente en el arte huichol, sino en la cultura mexicana en general (...) Queremos llegar a las nuevas generaciones y mostrarles este tipo de artesanía también en productos y en objetos modernos, llamativos para ellos. Sabemos que están un poco alejados de todas las tradiciones que hay en México, pero el reto es crear este tipo de combinaciones”, comparte, esperanzado de que siga latiendo el corazón huichol.
Alejados de la Ciudad de México y de la Sierra Madre Occidental, Buccaneers y Chiefs disputarán el Super Bowl LV, pero con cascos sin el toque huichol, arte de las comunidades wixarikas, que se sujetan a la modernidad para seguir vivas como si fuera el ovoide de la trascendencia en el juego de la supervivencia cultural.
Por Francisco Domínguez
FDR