Todos tocan la pelota, menos Paola. Pases cortos, despejes, trazos largos, pero ninguno va para la única mujer en la cancha. Ni los rebotes parecen contemplarla. De haber dos equipos, una tercera fuerza aparece en la cancha, es la de ella, 'La Wera', quien lucha incluso contra los suyos para tocar el balón y demostrar que en el futbol es mejor que varios con la mentalidad de que sólo es un deporte para hombres.
Paola Kuri es una de las precursoras del futbol femenil como ahora se concibe en México. La búsqueda de espacios para patear la pelota entre mujeres la llevó por caminos que nunca imaginó, en el que incluso tuvo que renunciar a la posibilidad de ser jugadora profesional dado que su proyecto, #FutSinGénero, le rebasó el sueño personal para hacerlo colectivo con una liga femenil mexicana.
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“Cuando hablas de igualdad de género y de futbol femenil la gente encasilla. Desde que empecé con toda la causa hacia el deporte yo nunca estuve de acuerdo que el movimiento feminista busque algo que sea sólo para mujeres o sólo para hombres. Se ha desvirtuado demasiado el proceso, incluso teniendo repercusiones negativas en vez de positivas”, dice la creadora del proyecto que intenta romper estereotipos y desarrollar la equidad de género a través del deporte, además de posicionar el futbol femenil en México a través de distintas áreas.
La brecha la abrieron Marbella Ibarra, Maribel Domínguez, y mucho antes la Selección Mexicana Femenil del campeonato de 1971, comandada por Alicia ‘La Pelé’ Vargas. Kuri fue la que tomó la rienda en una generación que parecía decidida a cambiar la historia. En 2015 creó su Liga, antecesora de la ahora Liga MX Femenil, ya profesionalizada, aunque con falencias significativas, según la propia activista.
“Todavía hay temas de desigualdad salarial, falta de apoyo, de visibilidad. No ha crecido tanto aunque creo que va extremadamente bien. Hay muchas piedras en el sistema que no permiten que crezca más rápido, desde cómo se percibe. Aún hay gente que dice que esa liga va a quebrar, que las jugadoras son malísimas, las tratan como niñas que juegan futbol cuando se trata de profesionales”, considera Kuri.
¿Qué falta para tener ese crecimiento?
Poner a trabajar a todas las partes con el mismo objetivo, sin ponerse a pensar en que es lo mejor para mí, sino en lo que es mejor para el futbol femenil, para que se desarrolle.
¿Es una cuestión de dinero?
A lo mejor llegas y le metes dinero a la liga, pero ese dinero no llega a las jugadoras, se queda en el sistema. Si queremos beneficios para las jugadoras, desde la parte académica hasta la parte económica, es por donde le tenemos que buscar para que de verdad haya crecimiento no sólo del deporte, sino de todos lo que lo conforman, siendo las jugadoras lo más importante.
La transformación de un sueño
Paola Kuri, delantera. Al no pasarle la pelota desarrolló habilidades para jugar de forma individual: túneles, desbordes, regates, autopases… a La Wera la orillaron a pensar en singular dentro de un deporte en equipo. Ahora, ya sin el sueño profesional, el futbol lo vive también en medio campo, en la defensa, tocando, sirviendo, asociándose con otras, las suyas, sus iguales, compañeras de equipo. “Ya no tengo esta necesidad de estar adelante brillando y haciendo todo. Ya puedo decir ‘van, yo cuido acá atrás’. Me tomó muchísimos años”, comparte con alivio.
Yo ya no pude ser profesional, no me tocó. Cuando tuve la oportunidad fue muy cañón porque empecé persiguiendo el sueño de ser futbolista, pero ya traía este movimiento de #FutSinGénero y definitivamente se había convertido en algo más grande que sólo pensar en ser futbolista. Hubiera podido dedicar unos buenos años en 2017”, dice tranquila.
¿Lo dejaste por ayudar a otras?
Descubrí que cuando sueñas para ti y cumples un sueño personal te haces muy grande, pero cuando puedes soñar para las demás personas, compartir ese sueño que incluso te supere, te hace trascender. En ese caso yo no busqué ser grande, busqué trascender.
De la cancha al libro
Kuri sufrió de ataques de ansiedad, tardíamente detectados y atendidos pese a visitar a especialistas. Entre la cancha y los consultorios médicos, la futbolista decidió probar con sesiones de terapia que terminaron por dispararle los fantasmas: intentaron convencerla de no ser gay, de estar en constante resistencia con la sociedad, la invitaron a adaptarse a ella pero, sobre todo, a dejar el futbol. Siguió los consejos, pero los ataques aumentaron y la pelota la echaba de menos. La cura la encontró en ella misma.
De ser una maldición para mí, (los ataques) se convirtieron en una bendición, porque me daban de una forma en la que me zarandeaban y me decían: ‘¿Que estás haciendo? Esta no eres tú’. Los ataques de ansiedad me daban porque me estaba traicionando a mí misma”, dice con vértigo en su relato.
Ese episodio está plasmado en las páginas de su libro “Tiempo de ser tú”, publicación donde Kuri controla la pelota y toma velocidad para evadir los rivales del pasado y mostrar el camino para una resiliencia personal, profesional o deportiva. La experiencia como motivación, no sólo para mujeres que buscan ser futbolistas, también para personas, incluidos hombres, que van tras sus propios objetivos.
“Me pasó con historias que pensé que ya tenía superadísimas, pero al volverlas a poner enfrente fue como decir ‘híjole, pues creo que no estaban tan superadas’. Volví a sentir miedos, a llorar, había algunas historias que no quería revivir, pero pensaba mucho en que la gente tuviera una identificación, que le resonara lo suficiente para dejarles inspiración, un empujón o alguna luz”, confiesa La Wera.
¿El libro es tu reflejo?
Llegó un momento en el que estaba enfrentando a mis demonios más obscuros. Cuando estás escribiendo un libro autobiográfico te estás abriendo a ti —cuenta después de un ataque de tos que le reseca la garganta. Bebe agua, se hidrata y humedece los recuerdos. —Yo nunca había platicado de mis ataques de pánico ni de mi identidad sexual abiertamente. (...) Leí hace poco un libro del escritor inglés Niel Gaiman, donde dice que tú no puedes mostrarte al lector con capas porque el lector sabrá cuando tú le estás viendo la cara, a menos que puedas quitarte toda la ropa y caminar desnudo al escribir. Ese es el verdadero acto de un autor que escribe su historia .
¿Qué objetivo tiene el libro?
Evitar que los lectores que están acercándose a esos malos momentos mejor no lleguen, porque es mejor aprender sin tanto dolor y mucho menos siendo víctima de alguien más que hace daño.
El mensaje va desde el título: ‘Tiempo de ser tú’.
Parece ser algo que tenemos siempre presente, perseguir los sueños, pero no te das cuenta que a veces diste un paso y ya se te olvidó.
A veces se es duro consigo mismo.
Tenemos que perder un poco el miedo a pensar en esa frase: ‘la oportunidad llega, toca una vez y si no la agarraste ya se fue a la patada’. La vida sería muy miserable si sólo tuviéramos una oportunidad. Para mí se van construyendo al momento, en circunstancias distintas, siempre y cuando lo vayamos provocando. En ese sentido el libro busca eso: recordarte que estás todo el tiempo creando sueños.
¿El refugio ha sido la pelota?
El futbol ha sido toda mi vida. A veces me decían: ‘no seas exagerada, eso no es todo en tu vida’. Ahora entiendo y me hace perfecto sentido como sí lo ha sido todo. Si hubiera creído cuando la gente me decía ‘no’, no sé si hubiera tenido esta participación en mi país. Creo que le estoy devolviendo al fútbol un poquito de lo que me dio a mí.
Paola ‘La Wera’ Kuri gana partidos. Lo hacía, sin saberlo, desde aquellas veces en que no le prestaban el balón. Ahora los rebotes le quedan a modo, en la cancha y en su trabajo junto a empresas de renombre para seguir posicionando el futbol femenil, y con su proyecto de #FutSinGénero al que se le une BlueWomenPinkMen, dedicada a la recuperación de espacios a favor del deporte.
"No tenía idea de que todo eso estaba forjando mi carácter y también construyendo una especie de destino (...). Darme mi lugar en la cancha, llegar y meterme aunque no me escogieran, agarrar el balón aunque no me lo pasarán, meter gol, hacer túneles, esas cosas eventualmente me pasaron en la vida hasta lograr la liga. El deporte me forjó de principio a fin, no sólo mi carácter, sino también mi historia para impulsar a otras personas”, acepta.
En la cancha de la equidad, las mujeres tocan la pelota, celebran, se divierten y son figuras. Todas tocan la pelota. Paola Kuri reparte el juego.
Por: Francisco Domínguez
FDR