Como futbolista, Melisa Ramos tuvo que pasar uno de sus peores momentos de su vida cuando se lesionó y tuvo que someterse a cirugía, algo que tras su fractura en el Exatlón México la hizo regresar en el tiempo para nuevamente sentirse insegura y caer en una gran depresión, que incluso le impidió disfrutar los circuitos y el tiempo al lado de sus compañeros.
Mientras rojos y azules disputan las batallas de la Serie por la Supervivencia en la segunda edición All Star, Melisa Ramos hace una introspección de su vida y relación con sus padres en el Exatlón México, reencontrándose consigo misma para soltar todo el dolor, sufrimiento y agonía que la pusieron contra la lona tras su fractura.
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En un video del Exatlón México, Melisa Ramos confesó que “aquí tuve semanas duras. Recordé mucho cuando tuve dos lesiones que fueron fuertes. Desde chiquita me metieron a jugar futbol con mis hermanos, como a los ocho o 10 años, hasta que llegó un momento en que en una competencia de atletismo me llevó mi papá y fue donde mejor me sentí. Los primeros 60 metros arranqué superbién, pero de repente, como un caballito que se tropieza, me caí. Tuve fractura de peroné y ligamentos. Siempre pensé en recuperarme y entregarme al máximo para salir de eso”.
Cómo sufrió terrible fractura, revela Melisa Ramos en el Exatlón México
Indicó que el que sus papás estuvieran detrás de ella fue importante porque aunque no era muy abierta con ellos, no les decía que los amaba ni les dedicaba tiempo de calidad, ellos viajaban hasta Aguascalientes y a la Ciudad de México solo para estar en sus partidos.
“A veces les marcaba cinco minutos y no es justo ni suficiente para la familia, porque ellos siempre han estado para mí en todo momento y son un pilar importante para mí. Mis últimos años en el futbol no fueron tan buenos como los esperaba por mi lesión, la cirugía. Caí en depresión un rato porque no iba a rehabilitarme ni nada”, asegura.
Finalmente y con lágrimas en los ojos, se sinceró con ella misma al decir que “me costó trabajo agarrar confianza, motivación, hasta que entro a Exatlón y saco cosas que no había soltado, como mis lesiones. Yo decía que iba a disfrutar los circuitos, pero después de que me lastimé me sentí nuevamente insegura, en depresión y muy triste las primeras semanas y ni siquiera podía disfrutar estar con mis compañeros… Cada quien tiene sus propias batallas”.
EG