Diana Laura Núñez no puede pisar con un pie y aun así deja una enorme huella a donde quiera que vaya. Ríe, habla, piensa y suspira. Ríe, cuenta, recuerda y vive. Las escenas de todo lo que cuenta le vuelven a pasar frente a los ojos y se emociona como cuando un niño mira un caleidoscopio.
La atleta constantemente toca puertas que se abren con mucha insistencia y emprende nuevas aventuras en Colombia, España, Italia y, más recientemente, República Dominicana con su participación en el Exatlón México. Es una mujer de mundo.
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Precisamente ese último viaje es el que la tiene con muletas porque sufrió fracturas en tibia y peroné tras un raro movimiento en un circuito, sin embargo, lo sobrelleva con la sonrisa que no se le borra ni cuando toca temas más delicados: su estadía en el ejército, el distanciamiento con su familia y una relación amorosa que resultó muy tormentosa.
Es inevitable no contagiarse con la alegría de Diana Laura Núñez y, entonces, la conversación se vuelve ligera. Una pequeña oficina de alrededor de 20 metros cuadrados se convierte en un libro abierto. Una entrevista exclusiva con Heraldo Deportes.
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Diana Laura Núñez, trilingüe y aventurera
Todo aquel que alguna vez ha aprendido un idioma, sabrá que es una forma muy interesante de adentrarse a una cultura, de prepararse para cuando sea necesario usarlo y de mirar la vida con otros ojos, otra perspectiva del caleidoscopio. Hay otros que deciden hacerlo a la inversa y prefieren aprender el idioma durante el proceso. Ese fue el caso de Diana Laura Núñez.
La deportista habla español, inglés e italiano, éste último gracias a un intercambio durante su carrera universitaria y al amor, pues ‘forzó’ ese movimiento para poder estar con una persona especial. Estudió en Turín, aprendió italiano y se volvió fanática de la Juventus de Cristiano Ronaldo.
“Parlo più o meno l’italiano (hablo italiano más o menos)”, dice con una sonrisa. “Conocí a un italiano en Colombia, nos hicimos novios y duramos como tres años. Creíamos en el amor en ese momento y empezamos una relación a distancia, pero terminamos por eso mismo, yo ya había tramitado mi intercambio para irme a Italia (…) vuelvo a entrar en contacto con Paolo y regresamos. Empecé a ir con su familia y hablaban italiano, entonces el primer mes aprendí a escuchar, luego empecé a ir a clases y ya no me callaba”, narra. “Soy Juventina cento per cento”, agrega.
Esa pequeña anécdota puede resumir la esencia de Diana Laura Núñez, que antes estudió Ingeniería Física por un año y medio, que estuvo en el Heroico Colegio Militar de Cuernavaca por un año hasta que decidió tomar el camino del deporte, aunque sin la aprobación de su familia. Y entonces, en ese momento, el caleidoscopio de su vida le mostró otro panorama…
Campeona mundial y guerrera, la esencia de Diana Laura Núñez
El amor por el deporte le surge a Diana Laura Núñez desde que tenía apenas 4 años y gracias a que su padre la despertaba por las mañanas para ir a correr e intentar jugar frontón, después se supo buena para ello y persiguió el sueño a pesar de todos los obstáculos que se atravesaron en el camino.
Probablemente el más difícil fue el distanciamiento con su familia tras abandonar la escuela militar porque recuerda a la perfección cuando su padre le dijo por teléfono ‘si te sales, olvídate que tienes papá’, pero ella sabía que podía conseguirlo e hizo lo que sugería el gran escritor Horacio Quiroga para conseguirlo: ‘ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas’.
Evidentemente, los primeros años no fueron sencillos, la pelotari vivía en la zona de hospitales en el sur de la Ciudad de México, recorría grandes distancias para jugar en clubes privados con invitaciones y resistió el cansancio con un ferviente deseo de triunfo, irónicamente alimentado por el hambre, hasta que un grupo de personas en esos lugares decidió ayudarla.
"Hice como que todavía estaba en el Colegio Militar y empecé a vivir una vida precaria en CDMX en donde a veces no tenía ni para comer", manifestó la atleta a Heraldo Deportes. "Me ayudó jugar en diferentes canchas, me fogueaba con diferentes personas y mi nivel se disparó (...) recuerdo que estaba mucho en el club jugando y me marcaba mi papá, hasta que los que jugaban conmigo se dieron cuenta que estaba mintiendo y les dije la verdad. Entonces me empezaron a ayudar muchísimo, me decían '¿Qué te hace falta?' '¿En qué te ayudamos?' Empecé a tener ese apoyo y me ayudaron muchísimo", agregó.
El pináculo de su carrera lo alcanzó en 2016 cuando fue campeona del mundo, lo cuenta y lo repite de tal forma que pasa frente a sus ojos y apenas es capaz de aguantar las lágrimas. Cumplió el sueño de escuchar el Himno Nacional en una competencia internacional y, además, pudo volver a casa con una medalla en las manos.
“Ganamos el Mundial y empecé a llorar, no solo por haber ganado, sino también por todo lo que tuvo que pasar para que yo estuviera ahí con mi medalla, entonces fue la culminación de algo por lo que yo sacrifiqué tantas cosas", expresa intentando no llorar de emoción. "Llego a mi casa con mi mamá, con mi medalla y diciendo que estaba en la universidad, entonces triunfó en bien", dijo a Heraldo Deportes.
A sus 29 años, Diana Laura Núñez puede presumir de ser multicampeona, trilingüe, viajera y muchas otras cosas más, pero ahora tiene la intención de ayudar a los nuevos talentos, especialmente a las niñas, con la idea de que el género gane la relevancia que se merece en el frontenis. Nadie puede decir si lo conseguirá, pero al menos lo va a intentar. Así ha sido siempre para ella y así será…
Texto por Dave Ramos @elhablador