México es, probablemente, uno de los cinco países estandartes del box a nivel internacional. La forma en cómo el país rescata pugilistas de alto calibre lo colocan como uno de los sitios más interesantes para estos atletas sobresaliendo uno, que no es mexicano de corazón y que, tras tocar la cima, murió en la ruina por culpa de las apuestas.
La República cuenta con la dicha de tener pugilistas de calibre tales como Juan Manuel Márquez, Erik Morales, El Travieso Arce, Julio César Chávez y, más recientemente, el Canelo Álvarez. Sin embargo, a mediados del siglo pasado el país se vanaglorió con el arribo de un boxeador nacido en Cuba pero que hizo del país, y de la Arena México, su auténtica casa.
Te podría interesar
A continuación conocerás el ascenso y terrible descenso de José Ángel Mantequilla Nápoles, un amante del box nacido en la isla centroamericana que se volvió mexicano por elección y que, desafortunadamente para su causa, pasó los últimos años de vida en la ruina después del delicado problema de apuestas que tuvo.
Así fue el final de la figura del box en México que quedó en la ruina por las apuestas
El Mantequilla Nápoles tomó la decisión de salir de su país natal después de 21 peleas (una derrota) en el ambiente profesional con el objetivo de llegar a México, país que terminó de foguearlo y del cual se enamoró hasta sus últimos días de vida.
José, ya formado atléticamente hablando, arribó a los principales cuadriláteros en México con solo 22 años de edad. Después de 42 combates en el ring, el mexicano por elección peleó por primera vez por un título mundial en el Forum Inglewoed de California. Tiempo después, el Mantequilla Nápoles volvió a caer frente al argentino Carlos Monzón en el peso mediano por los títulos que tenía en disputa.
Dicho descalabro no fue suficiente para que el Mantequilla Nápoles terminara su carrera en el profesionalismo con 81 victorias y siete derrotas a finales de 1975. Nadie puede cuestionar su labor en el ring, aunque es preciso mencionar que todo se vino abajo una vez colgó los guantes.
Cuatro años después, en 1979, se supo que el Mantequilla vivía en la ruina después de ser desalojado de su departamento por los constantes adeudos que tenía. De hecho, el periodista Carlos Barrón aseguró que lo anterior se debía a la serie de apuestas que realizaba en el Hipódromo de las Américas, convirtiéndolo así en un apostador empedernido que no tuvo suerte en este ambiente.
Al final, Nápoles terminó su vida en una casa prestada en Ciudad Juárez. El cubano contaba con diabetes, demencia senil y enfisema pulmonar, enfermedades que hicieron que su corazón dejara de latir el pasado 17 de agosto del 2019 a la edad de 79 años.
AC