Julio César Chávez tuvo sus grandes momentos de gloria, pero también una época tan oscura y lamentable que, incluso, una vez le impidió llegar a la iglesia para ser padrino de la hija del José Luis ‘Zurdo’ Ramírez, quien luego de tantos años confesó que aquella ocasión La Leyenda del boxeo mexicano andaba de borracho y por eso jamás se presentó.
Nacido el 3 de diciembre de 1958 en Huatabampo, Sonora, José Luis Ramírez es un exboxeador profesional mexicano que era gran amigo y hasta compadre de Julio César Chávez (es padrino de su hija), así como dos veces campeón mundial de peso ligero, luego de hacer su debut profesional el 25 de marzo de 1973 para en 1978 perder por nocaut por única vez en su carrera ante el legendario tres veces ex campeón mundial Púas Olivares en dos asaltos.
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Tras su paso a peso a ligero, Ramírez acumuló marca de 67-2 siendo compañero de gimnasio y amigo de Julio César Chávez, a quien le pidió ser padrino de su hija, para después ganar sus siguientes 10 combates hasta que el 1 de mayo de 1983 se le dio la oportunidad de convertirse en campeón mundial ante el puertorriqueño Edwin Rosario, en el Coliseo Roberto Clemente de San Juan, Puerto Rico, ante quien perdió, pero luego venció para convertirse en campeón mundial en la que fue considerada la Pelea del Año de 1984 por la revista Ring.
Iba a ser padrino, pero Julio César Chávez no llegó a la iglesia por beber
Perdió contra el nicaragüense Alexis Argüello, Ray Mancini, Edwin Rosario y Héctor “Macho” Camacho, para el 29 de octubre de 1988 enfrentar a Julio César Chávez en una pelea entre amigos y compadres que llamó mucho la atención y en la que perdió la corona mundial del CMB por decisión técnica en 11 ronuds.
“Yo estaba con otras personas y él con Don King aquí en Las Vegas, por eso peleamos. El Zurdo Félix nos entrenaba a ambos, pero aceptamos la pelea por cuestión de las televisoras. La pelea se la llevó Julio y aunque pedí la revancha, nunca me la dieron”, recuerda El Zurdo en entrevista con Terrible Morales para el videoblog ‘Un Round Más’.
Entre risas y anécdotas, luego de ser cuestionado respecto a cómo era su relación con Julio César Chávez, refirió que “bien, buena… Éramos hasta compadres, nada más que no fue a la iglesia. Se emborrachó y no, no fue, pero mi comadre de mi hija más chica, Rocío, que vive en Culiacán, sí, su esposa”.
EG