El boxeo es considerado uno de los deportes más exigentes y de mayor riesgo físico. Dentro del cuadrilátero, los peleadores se enfrentan a la posibilidad constante de sufrir lesiones graves, e incluso la pérdida de la vida está siempre presente como un peligro latente. Cada combate implica exponer el cuerpo y la mente a un nivel extremo de exigencia.
Uno de los padecimientos más preocupantes en esta disciplina es el llamado síndrome del boxeador, una condición que ha marcado la vida de varias leyendas del deporte.
Nombres como Mike Tyson y Julio César Chávez, así como figuras de las artes marciales mixtas como Ronda Rousey, han sido señalados en relación con este problema, lo que refleja la magnitud de sus consecuencias. Pero, ¿en qué consiste realmente este síndrome?
¿Qué es el síndrome del boxeador?
El llamado “síndrome del boxeador” es una enfermedad de tipo neurodegenerativo que se desarrolla a partir de golpes repetidos en la cabeza. Estos traumatismos, comunes en deportes de contacto, van acumulando daño cerebral con el paso del tiempo y pueden dejar secuelas permanentes en quienes los sufren.
Entre sus principales consecuencias se encuentran el deterioro cognitivo, que afecta la memoria y la capacidad de concentración, así como trastornos de conducta y problemas en la coordinación de los movimientos.
Aunque se observa con mayor frecuencia en boxeadores, también puede manifestarse en otros atletas que están expuestos a impactos constantes en la cabeza, como luchadores de MMA o jugadores de futbol americano.
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¿Cuáles son las señales del síndrome del boxeador?
En cuestión de comportamiento, los pacientes suelen experimentar depresión, ansiedad, cambios de humor, impulsividad, agresividad o apatía, e incluso un mayor riesgo de desarrollar pensamientos suicidas: lo que afecta tanto su vida personal como social.
En el ámbito cognitivo, los afectados presentan problemas de memoria, falta de concentración y deterioro en la capacidad de planificar o tomar decisiones; en etapas avanzadas puede evolucionar hacia una demencia irreversible. En el aspecto motor, se observan temblores, rigidez, alteraciones en la marcha y pérdida de coordinación, síntomas muy similares a los de la enfermedad de Parkinson.
