La denuncia que José Antonio García interpuso ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), por un caso de negligencia médica durante su relación laboral con los Pumas de la UNAM, abrió la caja de pandora en el gremio futbolístico.
García, de 28 años, perdió la posibilidad de jugar y caminar tras cuatro cirugías de cadera, y precipitados procesos de rehabilitación. Acompañado de su grupo de abogados, ‘El Tarzán’ llevó su situación al campo legal y motivó a sus excompañeros a no tener miedo ni permitir injusticias.
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Con su aparición, el joven de la melena rubia disparó la atención hacia otros casos que también ocurrieron en el club universitario; entre ellos, el del chileno Nicolás Castillo, quien sufrió varias lesiones en su paso por el Pedregal y recayó sin cumplir los tiempos recomendados para su rehabilitación.
Castillo, actualmente futbolista del América y en tratamiento después de una trombosis postoperatoria, no quedó conforme con el trato de los médicos de Pumas e intentó tratarse con gente de su confianza en Chile. Su situación, sin embargo, no salió a la luz, porque Castillo encontró solución antes de irse del equipo.
“Recayó varias veces de una lesión en el tobillo derecho que después se tuvo que operar a finales del 2017 en su país, porque no veía claro con los médicos de Pumas”, confirmó el periódico Reforma, en su columna Sancadilla. Así, los ecos de la denuncia de García van revelando nombres de otros que estuvieron cerca de correr su misma suerte.