La final fue para los dos lados. Por momentos la tuvo el Atlante, con el gol de Jonathan Sánchez (68’); y luego estuvo del lado del Tampico Madero, con el empate de Jesús Fabián Salas (76’) y el momento anímico de los últimos 20 minutos. Sufrió tanto uno como lo hizo el otro. Y todo lo resolvió Diego de Buen (128’), en el segundo tiempo extra, para consumar el campeonato (3-4, global).
En un Estadio Ciudad de los Deportes sin aficionados, pero con los antecedentes de varias finales perdidas de Cruz Azul, el Atlante emprendió el desafío de dar la vuelta olímpica con el sueño de llegar a la Primera División. No porque hubiera un ascenso directo, sino por la intención de su directiva de invertir el premio (5 millones de pesos) en la compra de una franquicia.
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Los Potros se adelantaron con un cabeza de ‘Cuba’ Sánchez, en una jugada preparada de táctica fija. La emoción, sin embargo, duró suspiro, porque el Tampico reaccionó con el tanto de Salas, recién ingresado al encuentro y quien conectó un balón suelto para mandarlo a las redes.
Lejos del máximo circuito desde el Clausura 2014, cuando consumó su último descenso, los Potros jugaron en los últimos minutos a la ruleta rusa. Lo intentaron, pero no marcaron diferencia; y del otro lado pasó lo mismo con el Tampico Madero, para llegar finalmente a los tiempos extra con el global empatado 2-2. Ahí, los calambres, el cansancio y los dolores en las piernas empezaron a verse reflejados en el rendimiento de los jugadores.
En los tiempos extras, el empate pareció seguro. Hasta que apareció Jonathan Vega y remató de zurda, con colaboración del portero, para mandar la pelota al fondo. Después, respondió Salas con un doblete salvador y, finalmente, tras una falta dentro del área, Diego de Buen se encargó de consumar la remontada desde los once pasos para celebrar el primer título del Tampico Madero en la Liga de Expansión MX.
AAH