Guillermo Ochoa se ha convertido en uno de los porteros más destacados de toda la historia del fútbol mexicano. Hoy, 15 de febrero, cumple 17 años como profesional tras su debut en el Clausura 2004 con el América.
Ochoa llegó a la portería de las Águilas aprovechando la oportunidad que le dio el técnico neerlandés Leo Beenhakker, quien lo puso como titular debido a la baja de Adolfo Ríos, el titular por aquel entonces. Con 18 años, Paco Memo entró al Estadio Azteca para adueñarse del arco para siempre cuando atajó ante Rayados de Monterrey por la Jornada 5 del mencionado torneo.
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Aquel 15 de febrero de 2004, América derrota a los Rayados por 3-2 y Ochoa hizo una buena labor, lo que le permitió al equipo seguir confiando en él.
"Estaba nervioso, yo sabía que el primer partido puede dejar marcados a muchos, si lo haces bien el técnico te tiene confianza y si lo haces mal no te va a querer poner para la próxima. Nunca se me va a olvidar, un día antes del partido ni siquiera pude dormir. Salí contento, emocionado, con una sonrisa de oreja a oreja", recordó Ochoa en una entrevista con Convenio Deportivo.
Los inicios de Ochoa y el frustrado sueño de no ser delantero
Ochoa también recordó en su momento cómo inició en el fútbol. No llegó a entrenar con un equipo, sino que fueron su padre y su tío, los que lo incentivaron con la portería, jugando en la cochera de su casa.
"De chico jugaba yo en mi casa, jugaba con mi papá y con mi tío que vivía conmigo, y jugaba en la cochera, no jugaba con un equipo ni entrenaba con un equipo profesional", contó.
Pero su gran trabajo como portero podría haber cambiado si se hubiese dedicado a ser delantero, como él se imaginaba de chico. Claro, eso fue cambiando con el correr del tiempo donde se destacaba bajo los tres postes.
Yo empecé como delantero, pero luego gritaban ‘quién quiere ser portero’ y yo levantaba la mano. Me hubiera gustado ser delantero, meter goles, pero es algo que en esta vida no me va a tocar.
HA